Después del magnífico almuerzo que tuvimos nos fuimos dirección a la playa, James ha estado mirando de vez en cuando mi ropa para ver si podía identificar qué bikini me he comprado y me he puesto. Solo se ven las cuerdas que van alrededor de mi cuello.
No puedo evitar reírme pero entonces James pone mala cara.
―Espero que no lleves puesto un bikini provocador ―me dice muy serio y con voz grave.
―Y, ¿qué pasaría?
―Mejor no quieras saberlo ―sentencia y me quedo callada, no quiero seguir con la conversación.
Sinceramente noto que últimamente está más celoso, no entiendo por qué, se supone que el habernos casado tendría que darle más seguridad pero parece todo lo contrario.
Ya estamos llegando a la playa, hemos venido andando por petición mía, ya que él tenía a sus guardas esperando afuera con los coches y todo lo necesario para estar cómodos en la playa. Aparto mi mano de la James para caminar más rápido y ver las playas de Seattle, sin duda alguna y para mi gusto, las playas de la costa de Cádiz son mucho más preciosas, pero hay que descubrir mundo y yo la verdad que tampoco he ido de viaje mucho así que no me puedo quejar.
―¿Te gusta? ―asiento con una sonrisa enorme y con muchas ganas de tirarme al agua, tengo calor después de la tremenda caminata.
―Venga vamos ya que tengo ganas de meterme en el agua, ahora que coloquen lo que sea tus guardias ―le digo a James mientras me adelanto.
Cuando escogemos un sitio en donde quedarnos, lo guardias empiezan a poner las sombrillas y las neveras con refrescos fresquitos. Para mí todo esto es innecesario, sobre todo porque al querer traer algo lo traigo yo, no es necesario todo esto. Me parece de mimado y pijo, pero bueno, supongo que tendré que acostumbrarme a este mundo con James.
Ahora ha llegado el momento más decisivo: quitarme el vestido y que vea el bikini. Espero a que los guardias nos dejen solos y entonces cuando James está dado de vuelta mirando el móvil aprovecho con toda la agilidad que la vida me ha proporcionado para quitarme el vestido, pero cuando salgo del boquete del cuello de la tela, me encuentro a James mirando con boca abierta. Después en cuestión de tensa todo su rostro y la vena se le hincha ―hace tiempo que no la veía―, se acerca con rapidez a mi lado y me coloca una toalla para que me tape. Entonces soy yo la que se queda con la boca abierta, pero no me da tiempo a decir nada cuando pego un chillido por el ataque de James.
Me ha mordido el hombro como un salvaje para después ponerme encima de su hombre. No puedo evitar gritar que me baje pero no me hace caso en absoluto, es más, me da una nalgada bastante fuerte para mi gusto. ¿A dónde mierda me lleva? No me atrevo ni siquiera a decirle nada, simplemente quejarme para que me suelte de una vez.
Estamos al lado de una de las furgonetas de los guardias, y abre la puerta corrediza uno de ellos. Él hace una señal y el hombre asiente yéndose más lejos. James se mete en la furgoneta con cuidado para que no me choque con el techo ―un detalle―. Me tira al asiento y se pone encima de mí, colocando una de sus piernas entre las mías y sus manos a cada lado de mi cabeza, quedándome ahí totalmente atrapada. Su mirada de macho alfa está activada, su iris dilatado al máximo, de un negro tan intenso. No sabría decir si está enfadado o excitado, o ambas cosas.
―Has cometido un error muy grave ―Me ataca al cuello sin piedad, siento que succiona y me duele.
―¡James! ―me está haciendo chupetones.
―Si quieres llevar este bikini van a tener que ver que eres de mi propiedad ―Sigue de nuevo haciéndome chupetones, y yo no sé si me estoy excitando o cabreando, creo que también las dos cosas como él.
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Deseo Incontrolable II [+18]
RomanceSegunda parte de "Ardiente Deseo". Mi vida cambió en aquella sesión de fotos. Conocí al sexy empresario de la franquicia hotelera más prestigiosa de toda Europa. James Evans y su mundo oscuro. Y ahora yo, pertenezco a ese mundo oscuro.