Capítulo 28: El despertar

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Estoy inmersa en la oscuridad. Me siento extraña, rara y sin poder abrir los ojos todo lo rápido que quisiera, es más, apenas logro abrirlos. Tampoco puedo mover mi cuerpo, lo siento pesado. Hago un leve movimiento con los dedos de mi mano derecha pero siento un peso encima de ella que me dificulta querer levantarla.

Me doy cuenta que mi respiración no la estoy guiando yo, por lo que empiezo a asustarme. Con mucho esfuerzo y lentitud consigo abrir un poco los ojos y lo veo todo oscuro. Pasado unos minutos puedo ver un poco mejor en el cuarto, es de noche y solo entra la luz de las farolas de la calle por la ventana.

Miro hacia mi derecha y veo una cabeza, específicamente de un hombre, encima de mi mano.

Eso era lo que me dificultaba levantar la mano.

Intento emitir algún sonido pero me duele la garganta, la tengo seca y apenas puedo hacer un leve jadeo. Me siento totalmente desorientada y necesito información para saber qué cojones está pasando, así que pruebo de nuevo a poder decir algo.

―¿Dónde... estoy...? ―consigo decir con mi voz ronca. En ese momento siento un movimiento en donde está el hombre y veo su reacción cuando me ve.

Sus ojos cambian a preocupados a asombrados, después a rojos y con lágrimas en ellos. Intenta hablar pero no dice nada. Creo que la emoción le ha dejado sin habla.

―¡Nena! ―dice entre jadeos y llantos―. Por fin, por fin, ¿esto es real? ¿no es un sueño? ―se acerca a mí y me da un beso en la frente lo que provoca que me ponga nerviosa y siento mis mejillas ponerse coloradas―. Te echado tanto de menos, no puedo creer... Dios mío muchas gracias ―echa su cara en mi pecho y abro mis ojos como platos.

―¡Oye! ―consigo decir con mi voz todavía ronca. Alza su cabeza y me mira con una gran sonrisa y lagrimones corriendo por sus mejillas.

Se ve muy feliz pero no entiendo el porqué, y tampoco entiendo por qué tengo una máscara de oxígeno, ni tantos cables puestos por todos lados.

¿Un accidente?

Me quedo pensando en esa pregunta. Pero la siguiente hace que me dé un escalofrío por todo el cuerpo; ¿Quién soy? En ese momento me doy cuenta de que algo grave está ocurriendo y que no tengo ni puta idea de nada.

Consigo levantar mis manos y ponerlas en los brazos del hombre que me mira con tanta alegría y emoción.

―¿Qué ha ocurrido? ―le digo empezando a ponerme muy nerviosa.

―Tranquila mi amor, ya ha pasado todo, estás aquí conmigo de nuevo ―me da un beso en la frente. No puedo negar que me gusta que me dé besos en la frente, pero ahora mismo no tengo ganas, ni siquiera lo conozco y no tengo ni puta idea de qué está ocurriendo.

―Necesito saber qué ha pasado, no recuerdo nada ―le digo seria y su semblante cambia en cuestión de segundos.

―Alexa, mi amor, tuviste un accidente cuando saliste de almorzar con Lizy, ¿no te acuerdas? Debe ser por la adrenalina... ―no le dejo terminar cuando le contesto.

―¿Me llamo Alexa? ―Esa pregunta hace que se le descomponga la cara y empieza a poner intranquilo y nervioso. Se levanta y se pone de pie pasándose las manos por la cara.

―¡No no no! ¡No puede ser! ¡Mierda! ―grita y yo me empiezo a asustar. Un pitido se escucha constante a mi lado y estoy siendo más consciente de todo a mi alrededor.

―Por favor, cálmate ―intento decirlo mientras me llevo la mano al pecho para tranquilizarme yo. Se acerca a mí preocupado y me pone una de sus manos en mi hombro derecho.

Deseo Incontrolable II [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora