Capítulo 72: Hay sorpresas y sorpresas

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Me despierto con el corazón a cien y con la respiración agitada. Intento mantener la calma pero al ver todo negro es imposible.

Estoy en un colchón incómodo y fino, lo siento muy duro y apenas tiene mantas para protegerme del frío.

Empiezo a tocar todo con la mano para poderme hacerme una idea de lo que tengo a mi alrededor. Llego al borde del colchón y muevo mis piernas para tocar el suelo, me llevo la sorpresa de que el colchón está en el suelo.

Me intento poner de pie con la mano en la barriga. Tengo muchas ganas de vomitar y no veo absolutamente nada.

Me incorporo y extiendo las manos para llegar hacia la pared y así guiarme por la estancia. Cuando la toco, me choco en la pierna con un cubo metálico, sin pensarlo dos veces lo agarro y vierto en él todo lo que mi estómago quiera. Creo que este cubo tenía otro propósito, lo que me provocan más arcadas.

Escucho como una puerta se abre de pronto y la luz artificial de una bombilla me deja ciega. Tengo que cerrar unos segundos y acostumbrarme a la luz.

—Me alegra volver a verte —dice una voz que conozco muy bien, pero que muy bien.

—Tú... —susurro asustada.

—Aquella vez no tuve los huevos de secuestrarte como debía ser, pero ahora tengo más apoyo —dice riéndose.

—¡Tendrías que estar en la cárcel! —le digo sintiendo de nuevo arcadas.

—¿Sabes que existe el buen comportamiento? Te reduce la pena, y como mis cargos no eran superiores a cuatro años, he conseguido reducirlo a dos y medio —puedo ver su sonrisa de satisfacción—. Además, alguien querido tuyo ha pagado la fianza para poder verte más pronto.

—Estás loco, ¡estáis locos! ¡Os vais a arrepentir! —le grito sintiendo lágrimas en los ojos.

Aaron se marcha cerrando de nuevo la puerta, pero esta vez deja la luz encendida por lo que puedo ver todo a mi alrededor y darme cuenta que se trata de un sótano.

Estoy nerviosa y con muchas dudas. Fue mi padre quien me trajo hasta aquí, ¿de verdad le importo una mierda? Su propia hija. Me ha estado engañando todo este tiempo el maldito infeliz.

Me acabo sentando en el suelo frío y poniendo mis brazos alrededor de mis piernas y me hago un ovillo.

James por favor, encuéntrame.

Me quedo pensando en la imagen de cuando estaba besando a la chica. He sido una idiota, tendría que haberme acercado y preguntarle qué estaba pasando, pero en vez de eso he decidido desconfiar e ir a los brazos de mi padre como una estúpida.

¿Y si todo estaba planeado?

Coloco mi cabeza en las rodillas, esto no puede estar pasando.

¿Tanto tiempo puede estar una persona planeando tu secuestro? Hacerte creer una historia y darte cariño falso. Nunca tuve contacto de nuevo con mi tía, hubiera sido interesante intentar llegar a ella y preguntarle al respecto, pero decidí creer en mi padre, decidí creer en su historia lógica y en sus lágrimas de cocodrilo.

Cuánto me arrepiento.

Escucho de nuevo abrirse la puerta y entra la persona que menos esperaba, la que creía que, aunque ya no formase parte de mi vida, que había traicionado mi amistad y la de mis amigas, nunca me iba a hacer tanto daño.

—Erick... —susurro.

Se acerca hasta mí y pone sus manos en mis mejillas, yo intento apartarlo pero aun así me las agarra con fuerza.

Deseo Incontrolable II [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora