Deseo Incontrolable II [+18]

Capítulo 34: Coincidencia

Estoy caminando sola por las calles sin tener ni puta idea de dónde estoy. Así que decido hacer lo más sensato y llamo a Inna para que me ayude.

―Hola, guapa ―me dice contenta.

―Hola... ¿podrías ayudarme? Estoy en a saber dónde.

―¿Y qué haces tú sola en a saber dónde?

―He discutido con James ―resoplo y me acabo sentando en un banco―. Estoy en un parque, te mando foto por mensaje.

―Está bien.

Cuelgo y le mando foto del lugar. Me contesta al momento diciéndome que en menos de quince minutos está aquí. Me quedo mirando mi alrededor y me entra la pena. Tal vez tendría que haberle dejado explicarse, pero qué más da, hasta que no recuerde nada no voy a saber nada.

Me llevo las manos a la cabeza hasta que siento una toz fingida y me quito las manos de los ojos. Entonces veo a Steve con una sonrisa.

―Hola ―digo intentando que me salga también la sonrisa pero no lo consigo.

―Vaya veo que alguien está de capa caída.

―Ves bien entonces ―digo y él se sienta a mi lado. Me pongo nerviosa al tenerlo tan cerca.

―Sea lo que sea que te esté preocupando pasará, a veces solo se necesita tiempo para que las cosas se pongan en su lugar ―me dice intentando darme consuelo.

―Gracias, pero creo que es más complicado que eso, no sé si el tiempo va a ayudar mucho o a empeorar las cosas ―le digo sincerándome.

―Lógicamente soy un desconocido y no tienes por qué contarme nada, pero me gustaría que nos conociéramos si no te importa ―me dice tímido.

―Estaría bien conocer a alguien nuevo que no me conozca de antes ―digo riéndome un poco.

―¿Cómo? Creo que no te pillo ―dice con expresión de duda. Me hace gracia su gesto y no puedo evitar soltar una risita leve.

―Resulta que tuve un accidente y perdí la memoria, tengo que ir recuperándola poco a poco, pero es bastante sofocante sobre todo con las personas que están al mi alrededor, porque creo que les estoy haciendo daño con cada cosa que hago o digo ―suelto un suspiro.

―Vaya, yo... sinceramente lo siento muchísimo... no me imagino lo duro que tiene que ser tu situación ―me apoya una de sus manos en mi hombro para darme consuelo y siento una leve descarga como aquel día.

―Por eso digo que estaría bien conocer de verdad a alguien ―intento suavizar sonriendo―. Además... es toda una casualidad que nos hayamos vuelto a encontrar.

―Bueno, suelo ir bastante por estos sitios, me pilla de camino de mi casa a la tienda.

―Vaya, entonces tienes la tienda por el centro ―le digo―. Entonces es normal que hayamos coincidido de nuevo.

―Sí ―dice con una sonrisa.

Escucho un coche pitar y veo a unos metros a Inna saludándome con la ventanilla bajada.

―Esa es mi amiga, ha venido a buscarme ya que no recuerdo nada de estos sitios y estoy un poco perdida ―me levanto y acomodo mi ropa.

―Me alegra entonces que tu amiga venga a ayudarte ―me da una cálida sonrisa―. Por cierto, te doy mi número y así podemos hablar ―asiento y saco mi teléfono para que me dé su número y lo agendo.

―Te hablo después ―le sonrío―. Nos vemos.

―Adiós ―me da un beso en la mejilla y siento mis mofletes sonrojarse.