Capítulo 16: La salida

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Consigo llegar hasta el Westlake Center y me quedo fascinada con todo lo que ven mis ojos, muchísimas tiendas todas con enormes y preciosos escaparates. Empiezo a entrar en algunas tiendas para ver vestidos frescos. Tengo ganas de ir a la playa así que también tendría que escoger un bikini.

Me acerco a la sección de bañadores y me encuentro con muchos y muy sexys. Aunque esté enfadada con James quiero sorprenderlo con alguno, así que me dedico a escoger y probarme hasta que acabo con unas cuentas bolsas de todo un poco.

La idea loca de James de no traernos apenas equipaje me sorprendió y supe perfectamente que tenía pensando que me gastara de su dinero para comprar todo lo quisiera, ¿así me quiere consentir? Pues entonces sé que le va a joder que todo lo que me he comprado ha sido con mi dinero, me he quedado bastante pobre, no lo voy a negar, pero lo voy a cabrear y a la vez lo voy a dejar con la boca abierta.

Me río mientras voy saliendo de la tienda y camino dirección a la suite.

[...]

Por fin llego a la puerta de nuestra habitación, estoy muy cansada de llevar tantas bolsas y además son algo pesadas. Empiezo a buscar la tarjeta para poder abrir la puerta pero no la encuentro, saco todas las cosas del bolso pero no está.

¿De verdad no he cogido mi tarjeta de la puerta? Me cago en todo. Suspiro y llamo resignada a ver si James me abre. Pero después de esperar unos minutos y seguir llamando no me abre. ¿Se habrá ido? Cojo mi teléfono y con mi mala suerte no tiene batería.

―Esto es increíble, no me lo creo ―me siento en el pasillo y suspiro. Valiente mierda.

Cojo de nuevo las bolsas y voy a la recepción.

―Hola, me dejé mi tarjeta en la habitación y mi marido parece que no está ―le digo al hombre con más de cincuenta años en el mostrador.

―Hola, ¿puede decir el nombre de su marido? ―me pregunta el caballero mientras que se pone a cliquear en el ordenador.

―James Evans.

―De acuerdo ―Después de otros infernales minutos me responde de nuevo el señor―. Siento decirle que no disponemos de otra tarjeta para la habitación donde se hospeda, por lo que tendrá que esperar al señor Evans a que vuelva ―Maldita sea.

―Está bien, ¿ y me podrías dar un segundo el teléfono para poder llamarlo? Mi móvil se quedó sin batería ―le doy una pequeña sonrisa, aunque es más falsa que todas las cosas.

―Sí, aquí tiene ―me pasa un teléfono fijo y voy a marcar el número de James pero tengo otro problema...

No me acuerdo de su número.

―Esto... ¿usted me puede pasar su número? ―le pregunto con un poco de vergüenza.

―No podemos dar datos personales por la Ley de Protección de Datos ―Me está tomando el pelo.

―Pero soy su esposa, bueno mire da igual, si yo no le puedo llamar, llámelo usted, ¿de acuerdo? Le dice que estoy aquí y no puedo entrar a la habitación.

―De acuerdo ―el hombre coge el teléfono y empieza a llamar a James. Pero por lo visto no lo coge porque el hombre no suelta ninguna palabra―. Lo siento, pero su marido no coge la llamada.

―Fantástico ―susurro―. ¿Podría dejar estas bolsas en algún lugar? Así me voy a la cafetería a esperar.

―Sí, déjemelas y yo se las guardo ―Se las dejo y me voy de la recepción, no tengo ni idea de lo que voy a hacer mientras espero a James, solo espero que no tarde mucho porque estoy muy cansada y tengo sueño.

Deseo Incontrolable II [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora