Capítulo 11: En las lejanías

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Me despierto por las acaricias de James. Siento que he dormido como nunca, profundamente y sin enterarme de nada. Le doy una sonrisa mientras sigo con los ojos cerrados. Siento sus labios rozar con los míos y darme suaves caricias con ello, por los labios, por la mejilla, por el cuello...

Abro los ojos y lo veo con sus pupilas dilatadas y una sonrisa sensual y radiante con esos dientes perfectamente alineados y blancos.

―Te echaba de menos ―me dice separándose unos centímetros de mi rostro―. Has dormido bastante, y yo que pensaba que íbamos a tener muchas horas para disfrutar de tu cuerpo...

―¿Cuántos nos queda para aterrizar? ―le pregunto un poco desilusionada.

―Quedará aproximadamente dos horas ―me besa en la frente y se acomoda a mi lado mientras con su mano me da acaricias en el cabello.

―He dormido bastante entonces... quién se lo iba a imaginar que yo iba a dormir en un avión y encima en un vuelo tan largo ―me río bajito.

―Has dormido las horas que tu cuerpo te ha pedido, además con el estrés de subirte por primera vez a un avión es normal que tu cuerpo se haya cansado más de lo habitual.

―Claro... el estrés del avión...

―¿Insinúas algo? ―me dice pícaro.

―No lo sé, tal vez tenga que ver con unas prácticas sexuales bastantes subidas de nivel que yo antes no había practicado, ¿no crees? ―mueve sus brazos para ponerlos alrededor de mí y estrujarme contra su pecho fornido.

―Es posible, pero como te dije antes, no sería lo único que te haría en el vuelo, así que vamos a seguir con las turbulencia, ¿te parece? ―le doy un rápido beso en los labios y él se lo toma como un sí, ya que comienza a bajar hasta llegar mi intimidad y empezar a dar lametones.

No dura mucho tiempo su estancia en mi lugar íntimo pues sin aviso me penetra con agilidad y decisión. Sus movimientos son precisos pero lo que más me excita es que por primera vez estoy viendo el rostro de James con los ojos cerrados, la boca entreabierta y soltando gemidos sin cesar.

Su placer se ha convertido en mi placer. Observo con determinación sus músculos contraerse en cada estacada que hace. Sus labios se acercan peligrosamente a los míos y los devora con frenesís.

[...]

―Dios mío James, estoy exhausta ―estoy con la respiración agitada y el corazón bombeando con fuerza.

―Se supone que sois las chicas que podéis tener orgasmos seguidos y no los chicos... ―me acaricia por el contorno de los senos.

―Sí, pero eso no quiere decir que esté cansada ―me tumbo de lado para poder observar a James desde una mejor perspectiva.

―De acuerdo, mis ganas de ti son muy fuertes y por eso me cuesta tanto controlarme, además con el tiempo que hemos pasado separados... tengo que recuperarlos, ¿no?

―Está bien, pero ahora ya no más y además ya queda poco para el aterrizaje ―me levanto de la cama sintiendo mis piernas pesadas y voy al mini cuarto de baño, que en realidad es casi igual que el de la casa de las chicas.

Jame viene detrás de mí y cierra la puerta tras suya. Me da una sonrisa perversa pero aun así niega con la cabeza. Se mete en la ducha y empieza a darse con champú en el pelo, yo me meto también y le repito en el procedimiento.

Salimos de la ducha y nos secamos mutuamente, aunque James parece mandar mensajes subliminales con las manos, ya que se tarda demasiado en secar ciertas partes de mi cuerpo.

Deseo Incontrolable II [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora