Capítulo 41: Vigilancia

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Hace una semana que empecé a trabajar con Steve en su floristería. De momento todo ha salido muy bien, es cierto que me queda mucho por aprender pero me está dejando sobre todo la parte administrativa, lo cual me hace muy feliz, ya que estoy ejerciendo de lo que estudié y que no me acuerdo. Dice que estas cosas se van aprendiendo poco a poco trabajando y no lo pongo en duda.

Ahora mismo me encuentro intentando contactar con el proveedor de los tulipanes azules. Es poco común y valen bastante pero el ramo que le han pedido a Steve es bastante lujoso y elegante por lo que no creo que el dinero sea un problema, pero el proveedor sí. Tiene que entregar el ramo en tres días y llevamos una semana de retraso, ya que las flores no vienen cortadas, por lo que no es necesario que tengan que venir en el día anterior o incluso en el mismo. Decidimos hacerlo así por el mismo motivo que nos está ocurriendo ahora, pero para ser que no ha valido de nada porque nos encontramos en la misma situación.

Llamo de nuevo al teléfono pero el proveedor ni siquiera contesta ya a las llamadas. Estoy pensando en buscar a otro para que nos traiga lo más rápido posible hoy. Así que me levanto de la silla y voy al pequeño almacén para hablar con Steve.

―No da señales de vida ―digo entrando una vez que me ha visto.

―Joder ―dice maldiciendo―. Siempre ocurre lo mismo con ese proveedor.

―Creo que deberías buscar a otro.

―Lo sé, pero es bastante difícil porque es de los pocos que tienen flores tan específicas.

―Vaya... pues entonces no sé qué podríamos hace ―Intento pensar en una solución pero nada se me viene a la cabeza―. ¿Y si hablamos con el cliente para ver si nos deja más tiempo o si prefiere alguna otra flor?

―No lo sé ―niega con la cabeza―. No es un cliente habitual entonces no sé si querrá cambiar su pedido, la verdad es que no es justo.

―Ya... ―escucho que el teléfono de la recepción suena y voy corriendo hacia él. Lo cojo rápidamente―. Floristería Stans, dígame

―Hola, buenos días, somos Floritas S.A., llamamos por el encargo de los tulipanes azules. Quería informaros de que el proveedor está ya yendo hacia la tienda para la entrega, y pediros perdón por la tardanza ―me comenta la voz del otro lado que parece de mujer.

―Buenos días ―digo antes de comenzar con mi charla―. Llevamos varios días intentando contactar con vosotros, no nos cogéis el teléfono y además tendría que haber llegado el pedido hace una semana ―voy comentando―. Entiendo que sois una empresa especial en el sector pero no sois la única, por lo que nosotros no podemos permitirnos estos atrasados con frecuencia.

―Entiendo perfectamente su posición, ¿señorita...? ―me pregunta la mujer.

―Alexa.

―Señorita Alexa, entiendo que por nuestra parte hemos cometido una diligencia al no proporcionaros en la fecha estipulada el pedido, por eso le pido disculpas de parte de toda la empresa y de nuestros jefes en especial ―dice ella tan pancha.

―Muchas gracias por las disculpas, pero como le comento no es la primera vez que ocurre, y como le vuelvo a repetir, hay proveedores más que dispuestos a ofrecernos sus servicios y nosotros a cambiar si así lo requerimos ―digo tranquilamente.

―Si me permite un segundo para hablar con mis superiores ―me dice la chica y le contesto que sí. Después de un rato vuelve a coger el teléfono―. Señorita Alexa, he llegado a un acuerdo con mis jefes sobre una manera de recompensar este fallo por parte nuestra. Hemos decidido daros un descuento por todas sus compras de un quince por ciento durante un año, además de haceros el reembolso por los tulipanes que han llegado más tarde. Para nosotros, es muy importante la satisfacción de nuestros clientes y queremos que continúe confiando en nosotros.

―Me parece bien, espero que no se repita más y muchas gracias por comprender nuestra posición ―le digo a la mujer con una sonrisa de victoria.

―Que tenga un buen día, señorita Alexa ―me dice la mujer y le digo lo mismo para después colgarle.

Celebro con unas palmadas y me voy de nuevo a Steve para contarle todo. Llego al almacén y me mira con curiosidad al ver mi alegría.

―¿Qué ocurre? ―dice Steve dejando sus macetas y quitándose los guantes.

―He conseguido un cupón de descuento del quince por ciento en todas nuestras compras durante un año y que además nos hagan el reembolso de los tulipanes azules ―digo dando un brinquitos.

―¡Eso es fantástico! ―dice y se acerca por sorpresa para darme un abrazo. Me aparto un poco de él para verle la cara―. Gracias a ti nos hemos ganado respeto con esa gente, ¿cómo lo has hecho? ―me pregunta tan cerca.

―Bueno... echando coraje y diciendo las cosas claras... ―digo sintiéndome incómoda. Steve no me suelta.

―Muchas gracias ―me da un beso en la frente y me quedo paralizada. Mi corazón empieza a agitarse y le pongo las manos en los brazos para poder alejarme de él. Le pongo una sonrisa y me voy a la oficina.

Ha sido un momento muy incómodo. ¿Por qué ha tenido el descaro de darme un beso en la frente? Entiendo el abrazo, por la emoción... Veo que ha entrado un cliente, una mujer concretamente y empiezo a anotar el pedido de ella.

[...]

Llego por fin a casa y entro en ella con la esperanza de poder darme una ducha tranquilamente y cenar algo delicioso. Al final en el último tramo de la tarde han empezado a pedir encargos y más encargos que me han cansado muchísimo.

Voy hacia nuestro cuarto pero veo que la puerta está medio abierta y saliendo luz de ella. Imagino que James estará en ella. A medida que me acerco escucho la voz de mi marido.

―Entonces el padre de Alexa se encuentra en la ciudad, ¿no? ―escucho decir a James. Decido quedarme detrás de la puerta poniendo la oreja―. No quiero que se acerque a ella bajo ninguna circunstancia, no me fío de ese hombre ―¿Cómo? ¿Está hablando de mi padre?―. No sé cuáles son sus intenciones, pero no lo quiero cerca de ella, así que vigilarla en todo momento sin que se dé cuenta ―Me molesto tanto que decido interrumpir la conversación.

―¿Perdona? ¿Quién eres para decidir si me quiero acercar a mi padre o no? Y además, no quiero que me estén vigilando en ningún momento, ¿qué coño te has creído? ―James se gira sorprendido.

―Ahora te llamo ―dice por teléfono y cuelga para darme atención.

Nos quedamos mirándonos con seriedad pero yo ahora mismo tengo un cabreo de mil infiernos que quiero mandarlo a la mierda.

Nos quedamos mirándonos con seriedad pero yo ahora mismo tengo un cabreo de mil infiernos que quiero mandarlo a la mierda

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16/01/2022

¡Holaaa! Ya volvemos a la normalidad de las actualizaciones mis bicthes 😍😍

Por fin acabó todo y ya puedo dedicar más mi tiempo a escribir que me encanta🥰

Espero que os guste el capítulo y muchísimas gracias por el apoyo y el amor.

Hadalagil❤️

Deseo Incontrolable II [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora