Capítulo 37: Persuasión

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Estoy algo nerviosa, porque quiero comentarle una cosita a James pero no sé cómo le va a sentar. En realidad, no tiene que importarme ya que es mi decisión.

Quiero trabajar.

No puedo estar aquí parada y siendo mantenida por su dinero, así que, buscaré la mejor manera de decirle que quiero trabajar y que me entienda.

Estamos los dos almorzando tranquilamente en la cocina. Nana nos puso toda la comida por delante y la verdad es que moría de hambre. El estómago me estaba gruñendo todo el rato.

De vez en cuando nos echamos alguna mirada. También creo que todo se debe a que esta mañana nada más despertarnos echamos un buen polvo que me dejó sin aire y con el cuerpo temblando.

―Quisiera... comentarte una cosita ―empiezo a decir.

―Claro, dime ―Deja de comer para mirarme atentamente.

―Bueno, ya sabes que yo estoy de un lado para otro y nunca paro de hacer cosas por lo que parece ―empiezo diciendo para que no sea muy brusco―. Me encanta como eres conmigo, lo atento y cariñoso, que quieras ponerme todo por delante y que me trates como una reina pero... ―su ceja derecha se eleva, por lo que ya no es una buena señal―. A mí me gustaría sentirme algo realizada, aportar algo y no sentirme una inútil.

―No eres para nada inútil, además que a mí no me importa gastar en ti, me sobra el dinero ―dice un poco con arrogancia.

―James, sí, lo sé, pero yo necesito sentirme realizada, entretenerme y que no me sienta mal gastar dinero que no he ganado yo.

―¿Entonces qué quieres? ¿Trabajar? ―asiento―. No.

―¿Cómo que no?

―Pues como que no.

―¡James! No puedes decirme que no a que quiera trabajar, es mi decisión ―empiezo a ponerme un poco enfadada.

―Alexa, no estás en condiciones para ponerte a trabajar ―dice dejando de comer totalmente.

―Claro que estoy en condiciones para trabajar, como si fuera a coger peso o a chocarme con algo ―digo indignada.

―Has tenido un accidente muy fuerte, acabas de despertar de un coma de varios meses y además no recuerdas nada, ¿seguro que estás en condiciones para trabajar? ―se levanta de su asiento y se acerca a mí.

―Sí, lo estoy ―digo con firmeza mientras me levanto y me encaro con él.

―No vas a trabajar y punto.

―Oh ―digo cabreada―. Claro que voy a trabajar James Evans, y me voy a pasar por el forro del coño lo que pienses, porque no tienes ningún derecho a decirme qué hacer y qué no hacer por mucho que haya tenido un accidente y no recuerde nada.

―Odio cuando dices palabras mal sonante ―se acerca a mí de manera peligrosa y me acorrala contra la mesa―. Y no sabes lo cachondo que me pone cuando las dices.

―Eso es contradictorio.

―Ahora mismo te voy a follar tan duro que hasta las ideas se te van a nublar ―me susurra peligrosamente en el oído mientras que pone su mano a un lado de mi cuello suavemente.

―Y si no quiero, ¿qué? ―le reto susurrándole también al oído.

―Ya veremos si cambias de opinión.

Me agarra por la cintura y me sube hasta su hombro, cargándome como si fuera un saco de patatas. Desde aquí tengo una vista perfecta de su culo.

Esto ya lo he vivido.

Deseo Incontrolable II [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora