La Vida y la Muerte

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Muerte.

Los puntos lejanos del reino de los humanos son algo agradables. Debo reconocer que cuando los Celestiales crearon este mundo hicieron un trabajo magnifico, todo esta adaptado para mantenerse vivo, para crecer y seguir adelante. Mi compañera de existencia forma una gran parte de todo eso, gracias a ella la energia vital que yace en este lugar fluye perfectamente.

Casi como la muerte y la agonia fluyen en mi bosque.

- Hola, caballero.- una sonrisa se posa en mis labios sin que pueda evitarlo, me volteo y ahi se encuentra ella, con esa mirada tan deslumbrante que casi siento que debo cerrar mis ojos para ver con normalidad.

- Hola, hermosa.- me aproximo a ella ansioso, debo reconocer que las ideas de Everette son brillantes, Vida no estaba segura de volver la reino de los Mortales tan pronto, pero el insistio que en este momento no solo seriamos utiles en su mision, si no que tambien es una buena oportunidad para estar juntos sin tener las miradas de los Celestiales.

Tomo a Vida de la cintura y la acerco a mi posesivamente, el verde de sus ojos me abruma, siento como si me hundiera en estos, tomo un mechon de su cabello castaño claro, es tan suave como los petalos de una rosa Infernal. Me pregunto si las rosas de este reino son similares, no puedo tocarlas, de hecho no puedo tocar muchas cosas de este lugar, tomo su soplo de vida al contacto.

Ella rie traviesa, emocionada, nunca puedo diferenciar entre estas, solo se que ese sonido es magnifico, el lamento de las almas agonizantes palidece ante su risa.

- Esto es una locura.- murmura, posando sus manos en mis hombros, las entrelaza tras mi cuello y siento como se pone de puntillas para acercarme mas a ella. - He podido estar junto a ti tanto ultimamente, siento que no merezco tales bendiciones.-

Niego con una sonrisa.

- Mereces los tres reinos, nada es suficiente para ti, pequeña torpe. No pienses asi.- la reprendo para dejar un suave beso en sus labios.

Jamas tendre suficiente de ti, vida mia.

- Siempre tan ambicioso.- niega mirandome fijamente a los ojos. - Sabes que eso no esta bien.-

- Si deseo algo, merezco que sea mio.- me inclino para susurrar en su oreja. - Tal como lo eres tu.-

Escucho como suelta una carcajada, me empuja juguetona lo que me hace reir junto a ella.

-¿Estas seguro que Aphra se encuentra en buenas manos?- inquiere mientras toma mi mano y caminamos en direccion a la ciudad.

- Sabes muy bien que no hay tal cosa en el Infierno, pero te aseguro que se encuentra con alguien que se hara responsable por toda la destruccion que nuestra pequeña hija pueda causar. Aphra es muy poderosa, no necesita proteccion.-

- Creo que en ese aspecto se parece mucho a ti.- sonrie en mi direccion. Alzo su mano y dejo un beso en ella sin cortar nuestro paso.

- Te aseguro que posee tu vitalidad, de una manera singular por supuesto, pero en muchas ocasiones es la viva imagen de la esperanza que tu transmites.-

- Espero que eso no sea un problema.- rie, mostrandome su perfecta dentadura, sus ojos se hacen mas chicos ante ese acto.

- En el Infierno podria serlo, pero no debes preocuparte. Aphra es perfectamente capaz de cuidar de si misma.-

Ella asiente contenta y suspira.

- Te ves algo palido.- comenta preocupada, a lo que ruedo los ojos con gracia.

-¿Como un cadaver?- suelto sarcastico.

-¡Oye!- me da un golpe jugueton, sonrio al ver que entrecierra los ojos en mi direccion, me muestra su lengua de manera infantil. - Lo digo en serio, estas muy palido para fingir ser un humano, los verdaderos humanos podrian dudar de ti.-

Pasión InfernalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora