Larga Estadia

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Everette.

Asqueroso y patetico reino Celestial, con todos sus deseos puros de hacer el bien y practicar llevar a cabo la justicia en su mas amplio nivel. Estar aqui hace que mi humor empeore cada vez mas. La luz es verdaderamente incomoda, estoy comenzando a sentirme curioso sobre el aguante de mis acompañantes.

Asmodeo jamas habia estado frente a una luz tan pura y cegadora como la del reino Celestial, pero confio en que al ser uno de los lideres demoniacos lograra soportarlo.

No me encuentro de animos para arrastrar su cuerpo sin vida hasta el Infierno.

Shameena por otro parte es quien mas me preocupa, aunque ella y Lilith se odien a muerte, son demonios similares, se alimentan de la perversidad que las rodea, aqui no hay nada de eso, ademas la luz puede facilmente debilitarla, si se expone demasiado su existencia podria estar en riesgo. Sin embargo tambien es la compañera de existencia de Asmodeo y al ser este uno de los demonios mas poderosos del Infierno, confio en que estara bien.

Tambien esta Aisha, quisiera decir que entiendo perfectamente como le afecta este ambiente, pero ella y yo no somos el mismo tipo de Celestiales, me enferma siquiera que tengamos mayor resistencia que los demas a este lugar, es completamente patetico, eso muestra unicamente que una parte nuestra es pura y buena.

Eso resulta tan malditamente asqueroso, la rabia se apodera rapidamente de mi en cuestion de segundos cada vez que ese pensamiento viene a mi mente. Debo reconocer que algo me tranquiliza, Aisha no parecia tan fascinada por el reino Celestial como crei que lo estaria, eso me da esperanza, leve pero al menos existente esperanza de que regrese a las tierras Infernales junto a mi.

- Everette.- la voz de mi madre se hace presente. Alzo la mirada en su direccion y sonrio levemente cuando mis ojos hacen contacto con los suyos.

Hace casi cuatro siglos no veo a mi madre, luego de mi ultima visita a este lugar, evite entrar nuevamente a toda costa, no queria saber nada del reino Celestial. Para un demonio es un fastidio estar aqui, una tortura y no de las agradables. Sin embargo mi madre esta aqui, debo reconocer que me sentia algo incomodo al no poder verla, despues de todo ella es el ser que le regalo a este patetico mundo algo maravilloso.

Y ese algo soy yo, por supuesto.

No comparto sus ideologias, tampoco entiendo su compasion humana, no comprendo el porque no se libero de estas cadenas y se unio a mi padre en la revolucion, ella podria ser la reina del Infierno y mi padre no se sentiria debil cuando la distancia se hace demasiado pesada a causa de la marca. Pero mi madre logro entender la descision de mi padre y aun asi amarlo despues de eso.

De alguna forma u otra mi padre fue tras su ambicion oscura, mi madre no formaba parte de ella, una parte de mi cree que ella es lo unico puro y bueno que queda en mi padre, es extraño, ella es la unica debilidad del ser oscuro mas poderoso y temido de toda la eternidad.

Sin embargo esa debilidad es una de las cosas mas bondadosas y puras que jamas existira.

- Madre.- me incorporo y ella salta nuevamente a mis brazos, casi sin darme tiempo de reaccionar, se separa y una vez mas, examina mi rostro con añoranza.

- Oh Dios mio, hijo mio, no tienes una idea de cuanto deseaba verte.- una lagrima cae por su mejilla, rio mientras ruedo los ojos y limpio esa lagrima.

- Tambien me complace saber que encuentras plenitud en tu existencia, madre.- le aseguro.

Ella rie y niega.

- Oh cariño.- sonrie ampliamente y me da un sonoro beso en la mejilla. - Mi tierno bebito, eres todo un adulto ahora.-

- Madre...- suelto con leve incomodida ante sus palabras, trato de comprender su emocion, pero sus terminos son un tanto humillantes.

Pasión InfernalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora