Pasión Infernal

Un demonio enamorado

Asmodeo.

- Así que esto es a lo que los humanos llaman pornografía.-

Interesantes gustos.

-¡Asmodeo!- chilla Vida.

Frunzo el ceño confundido.

-¿Que ocurre?- inquiero.-¿Acaso no es eso pornografía?

Varios humanos nos observa extrañados logrando confundirme aún más.

¡Son ustedes los que miran esto!

-¿Puedes dejar de decir esa palabra tan alto?-susurra ella frustrada.

-¿Pornografía?-

-¡Cállate!-

Alzo mis manos en gesto de inocencia. Aparentemente tener curiosidad ahora también es un pecado, y yo que creía conocerlos todos.

- Muy bien, no diré nada, solo quiero aclarar que me parece extraño que el tema sea tan delicado, en el Infierno está el templo de la fornicación, y créeme, es mucho mejor que esto.- observo la revista que encontré tirada.

Vida rueda los ojos exasperada.

- Sabes que los humanos son más delicados cuando se habla de ciertos temas.- me recuerda.

- Aparentemente les incomoda hablar de cosas que están en su naturaleza, sexo, morir, simplemente es normal.-

- Harás que se de cuenta que lo seguimos.- mueve la cabeza en dirección al inusual humano que se encuentra a una escasa distancia.

Everette decidió que yo iría con Vida y Muerte acompañaría a Shameena, ya que de esa forma ninguno hará cosas que no se supone que debe hacer, la misión principal es regresar con nuestra bestia a casa.

Insistí mucho y le prometí a Everette que mantendría mis manos lejos de Shameena, una evidente mentira, y al ser Diablo el padre de esta, Everette sabe muy bien como detectarlas, por lo que no cedió al momento de dejarme acompañarla.

Shameena le teme a Muerte, ni siquiera puedo imaginar lo tensa que es su situación ahora.

En mi caso, nunca había convivido con Vida estando solos, es un poco controladora, pero en todos los reinos, asumo que es normal en las mujeres.

Logramos rastrear una presencia demoníaca que procede del humano que seguimos, su rastro es bastante fuerte, así que debemos esperar un largo rato a que se aleje de los demás humanos.

Yo le sugerí a Vida lanzarnos sobre él y tener la pelea más sádica y sangrienta que los humanos hayan presenciado.

Aún me duele el golpe en la cabeza que recibí de su parte.

El humano camina hasta entrar en un edificio, cuando me dispongo a imitarlo, Vida sostiene mi brazo, la observo extrañado mientras ella tiene la vista fija en el lugar.

-¿Que ocurre?- inquiero impaciente

- Es una escuela.- me indica.

¿Cuantas de estas necesitan los humanos? Juro que caminamos junto a muchas escuelas, me parece un poco exagerado, sin embargo ignoro ese hecho ya que no me interesa.

- Muy bien, tenemos que entrar.-

Ella niega.

- Realmente no me parece una buena idea el que entres.- sonríe nerviosa.

Me río por bajo.

-¿Porque crees eso?- pregunto con un involuntario tono coqueto.

- Esta escuela es para pequeños humanos, ellos son muy delicados y tú sueles ser muy...- trata de encontrar el adjetivo adecuado.