Quiero ser la presa mientras tu me aceches

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Aisha.

La fortaleza de los ejércitos demoniacos es si duda uno de mis lugares favoritos en todo el reino Infernal. Aunque aun no me armo de valor para entrar y contemplar las eternas filas de guerreros, entre demonios y bestias, sin duda es un lugar hermoso. Azael hace un impecable trabajo manteniendo a todos entrenando arduamente.

Cielo comenzó a acompañarlo, su compañera de existencia, la que en algún punto de su historia fue una humana. Su relacion es algo indescriptible. Es como ver pureza en un lugar donde reina la contaminación del espíritu. Pero la manera en que Azael contempla a Cielo hace que mis ojos se llenen de lagrimas cada vez, no porque desee ser vista de esa manera, mas porque siento que a través de sus ojos le susurra todas las palabras que como demonio no puede decir en voz alta.

Cielo es sin duda impresionante, no solo es una belleza única, pero el poder demoniaco que ella proyecta ha logrado estremecerme. Ella fue una humana, por los pecados capitales, para mi es fascinante contemplarla abrazar todo este mundo con tanta facilidad.

Cosa que para mi ha sido tan difícil, ni siquiera me había dado la oportunidad hasta ahora.

La culpa me carcome viva siempre que veo a Everette, me esta volviendo paranoica. Si el se enterara...

Por la oscuridad que consume mi alma, ni siquiera puedo permitirme pensar eso. Es por eso que he salido del castillo con mayor frecuencia, cuando el se va, me voy yo también. Explorar e Infierno a pie no es la acción mas segura pero sin duda te lleva a lugares únicos, tanto maravillosamente hermosos como monstruosamente aterradores. 

He recorrido estas tierras por mi cuenta y he llegado a enamorarme de ellas. He conocido demonios y diferentes entes, algunos me intimidaron y otros eran la viva imagen del carisma malicioso, pero comenzaron a verme como su igual. Un ser de la oscuridad.

Al menos es lo que todos creen. Lo que yo misma quiero creer.

Los recuerdos de mi vida como desterrada me golpean cuando menos lo deseo, me persiguen sin que pueda hacer nada. Es por eso que me he tomado mas en serio la oportunidad de pertenecer a alguno de los reinos. Después de todo, es una oportunidad que los demás desterrados tuvieron y rechazaron. Pero yo no. 

Yo nací en las sombras, nací siendo nada. 

Es mi maldita oportunidad de convertirme en algo mas, mi única oportunidad. En el reino de los Celestiales no sabia lo que era, pero al final no logre sentir una autentica conexión con ese lugar. No puedo aspirar a una pureza que jamás podre alcanzar. Seria como vivir toda la eternidad ahogada y jamás me someteré a algo como eso otra vez. 

- Volviste.- la voz de Everette me sobresalta. Jamás me acostumbrare a que el sea parte de las sombras, ni aunque viva un milenio junto a este demonio. 

Trago en seco y entrecierro los ojos para localizarlo. No fue una buena idea haberme tardado tanto, lo reconozco. La luz a penas se deja ver entre las ventanas del palacio, pero perdí la noción del tiempo.

- Si....hola.- finalmente digo. Sin estar segura de donde se encuentra exactamente. Lo siento en todas partes, pero eso siempre me pasa cuando estamos en la misma habitación. Siento al maldito hasta en mi respirar. 

Su mano se desliza por mi espalda baja hasta la parte superior, inclina su cabeza en el hueco de mi cuello, siento como aspira mi fragancia, gesto que hace que mi piel se erice. Deja un beso húmedo y doy lo mejor de mi para tragarme el gemido que amenaza por escapar de mi garganta.  

- Me encantaría escuchar tu explicación.- ronronea mientras continua repartiendo besos de mi cuello a mi hombro. -¿Por que mi alma se aventura sola en las profundidades del Infierno?-

Pasión InfernalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora