Un Cuento del Pasado

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Nueve mil años atras.

Diablo.

-¿Podrias comportarte Lucifer? Los celestiales estan hablando.- dice ella con fingida molestia, lo cual me hace besar su cuello nuevamente.

- Que hablen, no estoy haciendo nada que pueda interrumpirlos.- digo con falsa inocencia.

- Me estas distrayendo muchisimo.- asegura con la respiracion acelerada.

- Oh, eso significa que estoy cumpliendo con mi deber.- ronroneo.

Siento la presencia de uno de los celestiales acercarse, tomo su rostro y le doy un rapido beso para luego ocultar mi presencia. Un hombre alto, de cabello rubio entra y analiza la habitacion cuidadosamente.

- Crei escuchar voces.- comenta el.

Ella apunta a la ventana rapidamente, que es justo donde algunos lideres celestiales se encuentran dando un discurso sobre la importancia de dar antes que recibir.

Ridiculo, recibir es mucho mejor.

- Creo que se a confundido con las voces de los grandes lideres.- asegura con un semblante relajado.

El hombre entrecierra sus ojos mientras la analiza.

¿Porque demonios la observa tanto? Estoy seriamente considerando desatar un infierno aqui arriba. Finalmente se voltea y sale de la habitacion, ella suspira aliviada y comienza a recorrer toda la habitacion con su mirada para dar con mi paradero, nuevamente me hago visible y ella sonrie ampliamente, luego corre y se arroja a mis brazos.

- Quien diria que una celestial seria tan buena mintiendo.- muerdo su oreja y ella se separa juguetona.

- No se supone que tu vendrias aqui hoy, habiamos acordado vernos en el reino de los mortales, cuando tu coronacion demoniaca hubiera culminado.- me recuerda.

Ruedo los ojos y me rio.

- No podia esperar, es tu culpa por ser practicamente toda mi existencia.- hago un puchero.

Ella me abraza y entierra su cara en mi pecho.

- Ambos sabemos que esto no esta bien, si los celestiales se enteraran...-

- Estaria dispuesto a iniciar una guerra contra ellos.- declaro firmemente.

Ella alza su cabeza y niega una y otra vez.

- Hasta hace poco finalmente acabaron las disputas con los angeles caidos, al fin se estabelcio que reinarias en el Infierno, no quiero que estes involucrado en mas disputas, si el celestial superior se entera sera mucho peor.-

- Mi hermano no hara nada.- le aseguro acariciando su rostro. - Solo tengo que encontrar la forma de que estes conmigo alla abajo.- sonrio de lado y beso su mejilla. - Contigo a mi lado, reinar en el Infierno sera la tarea mas sencilla jamas asignada.-

- Ambos sabemos que eso no es posible.- sonrie triste. - No me sume a tu revolucion porque fui muy terca, ahora todos estamos siendo sometidos a una completa purificacion, me sorprende que no te duela respirar aqui arriba.-

Asi que eso era lo que apestaba...

Estupidos celestiales, siempre siendo un fastidio, simplemente no podia permanecer mas tiempo aqui, fingiendo que estaba de acuerdo con cada orden y cada mandato asignado, yo queria y necesitaba ser mas. La revolucion duro unos cuantos milenios, lo que finalmente desemboco en el Infierno, mi propio reino.

- No te preocupes, puedo manejarlo.-

- Eres mucho mas poderoso ahora.- ella acaricia mi rostro. - Finalmente tienes todo lo que deseas.-

Pasión InfernalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora