El Bosque de la Muerte

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Aisha.

-¡No puedes dejarme aqui!- le grito desesperada mientras veo como se aleja.

-¡Ya lo hice!- exclama.

Aun a la distancia, puedo ver su blanca dentadura asomarse en una sonrisa traviesa.

-¡Eres un maldito!- chillo indignada.

-¡Soy el principe del infierno! ¿Que esperabas?- inquiere burlon.

-¡Ni siquiera tienes un proposito para dejarme!-

-¡Es la fase uno de tu entrenamiento demoniaco!- dice finalmente hasta desaperecer.

Resoplo frustrada y me volteo hasta que mis ojos se posan en el enorme bosque que se hace presente frente a mi. Luego de lo que yo podria calcular que son dos dias, Everette decidio traerme hasta este lugar, pense que se trataba unicamente de un recorrido, pero cuando me voltee, lo vi elevarse y alejarse.

Este lugar es tetrico.

Las ramas crujen a causa del viento y siento frio, insesperadamente. ¿Como siquiera es posible sentir frio en el infierno? No tengo ni la menor idea, y el estupido de Everette no esta por ninguna parte. Resignada comienzo a caminar hacia el interior del bosque, no hay sonido alguno que no sea el del viento. Es tenebroso.

¿Porque Everette siempre me deja atras?

Crei que con eso de que soy "suya", cuidaria un poco mas de mi. Se que soy una carga, y estoy mas que segura que ser el principe del infierno requiere mucho trabajo, asi que no tendria que quejarme de que inicie mi entrenamiento demoniaco.

Pero la verdad, caminar por este bosque te ayuda a ser un poco egoista.

- Alma...- susurran a la distancia.

-¿Hola?- inquiero nerviosa.

- Alma humana...-

El panico comienza a apoderarse de mi, por lo que acelero mi paso. ¿Que se supone que tengo que hacer? Ni siquiera me dio instrucciones. Siento como si algo me estuviese observando. Veo como las sombras se retuercen, asi que escudriño en la oscuridad para asegurarme que ninguna criatura me asecha. Un movimiento en mi cuello capta mi atencion. Sobresaltada me detengo de golpe.

La pequeña serpiente del dije que Everette me regalo, comienza a moverse, la observo fascinada y esta finalmente comienza a deslizarse por mi hombro, luego por lo largo de mi brazo hasta llegar a mi mano. La elevo y la sostengo en mi palma mientras la examino.

Oficialmente enloqueci.

La serpiente de oro se voltea y se deja caer en el suelo, luego comienza a avanzar mientras serpentea. Se voltea y me observa, por lo que asumo que espera que la siga. En realidad no tengo demasiadas opciones, por lo que lentamente, comienzo a seguirla. Se adentra cada vez mas en el bosque, mi angustia no se detiene en ningun momento.

¿Como puedo estar siguiendo a una serpiente de oro?

Trato de pensar en algun indicio que pueda indicarme, cual es el proposito de iniciar mi entrenamiento en este lugar. Nada, ningun comentario que pueda ser una clave viene a mis pensamientos.

Luego de bastante tiempo, la serpiente da con una enorme cueva. Su entrada esta completamente oscura, pero para mi sorpresa, el aire que sale de esta, es bastante calido, cosa que me relaja, porque la temperatura aqui es cada cada vez mas fria.

Una vez la serpiente entra en la oscuridad, su piel resplandece como un millon de diamantes, lo cual me permite verla con mucha facilidad.

A la distancia, la silueta de una niña llama mi atencion. Camino rapidamente y al estar frente a ella, la serpiente se detiene, se arrastra hasta mi, sube por mi pierna y se enrosca en el collar, quedando completamente inmovil.

Pasión InfernalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora