Aisha.
No puedo llamarme una experta en el tema, ni siquiera recuerdo mi vida humana como para presumir que alguna vez logre experimentarlo en su mas grande expresión.
Trato de recordar cada uno de los momentos que viví con Everette y descubro que nunca he estado segura de como se siente amar.
Mi cuerpo duele, no demasiado pero el dolor esta ahí. Sabia donde estaba justo antes de abrir mis ojos. En el lugar al que pertenezco, debo pertenecer a este lugar. Ha pasado un largo tiempo desde que Everette se fue.
Pienso en ello una y otra vez, pienso en la necesidad de su compañía, en el deseo de su tacto, en como lo necesitaba a mi lado. Pero todo eso inicio desde que me dio su marca. Por supuesto siempre pareció hermoso a mis ojos, Everette es como esa obra de arte atrayente y embriagante. El me recuerda a una rosa, tan hermosa y perfecta pero es tan difícil tomarla.
Instintivamente paso una mano por mi cuello, acariciando la serpiente dorada, acariciando su marca. Desde que abandonamos el Infierno la serpiente no ha vuelto a dar señales de vida, si es que esta viva de alguna manera. De alguna manera saber que tengo una parte de Everette en mi siempre me hizo sentir completa. Pero con todo lo que ha estado pasando, con todo el asunto de los desterrados, con tantas incógnitas y el hecho de que Everette realmente no este dispuesto a venir al reino Celestial, ni siquiera por mi.
¿Lo he intentado?
¿He intentado amar a Everette por quien es?
¿He intentado descubrir quien soy?
Me encuentro tensa en este lugar justo ahora, pero debo pertenecer aquí. Parpadeo para ahuyentar las lagrimas de mis ojos, ya no se que hacer, pero todo hasta este punto no se siente bien.
¿Qué demonios he estado haciendo todo este tiempo mas que permitir que me dejen en un lado y en el otro?
Everette me dejo aquí, se que lo dijo para dejarme escoger, pero ni siquiera se porque tengo una marca Celestial y una marca Demoniaca. Ni siquiera se si es un capricho mío y todo esto esta pasando porque casi desde el primer momento me vi hatada a un ser que no conozco. No conocía a Everette, en ocasiones creo que su imagen a mis ojos es mas clara pero luego se hace borrosa, como un reflejo en el agua cuando intento tocarlo.
Pelee y me queje, no acepte la vida en el Infierno, ahora que puedo estar aqui, cuando me encuentro rodeada de los demás Celestiales se siente...normal. Se siente como que estoy siguiendo mi rutina de manera correcta. Pero cuando estoy sola, pienso y pienso sin querer pensar. Tengo la oportunidad de escoger...
¿Qué escogeré?
¿Qué demonios tengo que escoger?
No quiero simplemente ir al Infierno por Everette. No puedo hacerlo, después de todo es mi eternidad, es mi para siempre, me niego a quedarme en un lugar al que no pertenezco solo porque una marca enfermiza juega con mi mente.
Si tan solo pudiera...
- Querida, ¿esta todo bien?- me sobresalto al escuchar la suave voz de Kaamly al otro lado de la puerta. -¿Puedo pasar?-
Paso rápidamente mis manos por mis mejillas, limpiando las lagrimas que no pude evitar derramar y respiro profundamente para asegurarme de que mi voz suene normal.
- Por supuesto.- respondo, con toda la naturalidad que logro aparentar.
Ella abre la puerta con delicadeza, asomándose lentamente y revelando su perfecto rostro. Sus facciones suaves, sus ojos tiernos, su hermoso cabello, era como si la bondad se hubiera personificado. Me da una cálida sonrisa que únicamente logra que mis lagrimas intenten escapar una vez mas.
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Pasión Infernal
Romance¡Bienvenido al infierno! El purgatorio está a la derecha, el salón de almas malignas a la izquierda y... Mejor dejo que lo recorras por tu cuenta. Solo ten cuidado, nada es lo que parece, nadie es completamente bueno aquí. ¿Has sido malo? Por estas...