Una amistad peculiar

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Viviana.

Sentí mi cuerpo pesado aun en sueños. Me sentía muy agotada, y es que desde que el grupo de demonios llego en búsqueda de los desterrados mi horario nocturno ha desaparecido por completo. Básicamente me dedico a descansar cuando siento que el agotamiento va a acabar conmigo. A pesar de que Everette me pidió que le avisara cada vez que tenga la necesidad de descansar, la verdad es que ocho horas de sueño retrasan a cualquiera.

Podría volver a la normalidad una vez regresaran al Infierno, pero tengo que reconocer que con los meses que llevan aquí su presencia se ha convertido en una costumbre. Mas la de Everette, quien de alguna manera ha logrado estar el tiempo suficiente sin acabar con una sola vida humana. Según el, es un atentico merito.

Sabia que era de noche sin siquiera abrir los ojos, pero el canto de los grillos y la frescura del ambiente delato a la prevaleciente oscuridad del cielo. Mi cama se sentía ridículamente cómoda, como en esas ocasiones cuando sabes mejor que nadie que debes despertar pero cada parte de tu cuerpo te ruega que olvides todo y te pierdas una vez mas en peculiares sueños.

Quería quedarme en cama, vaya que quería hacerlo, pero esta pasando tanto a mi alrededor que la sola idea de perdérmelo hace que mi sueño se aleje casi al instante. Abro mis ojos con pesadez y lo veo. Sentado junto a mi cama con la pierna derecha apoyada en su rodilla izquierda mientras ojea casualmente un libro. Aun en la oscuridad de mi habitación se de que libro se trata y no puedo evitar que una sonrisa burlona se pose en mis labios.

- Jamás pensé que te interesara ese tipo de literatura.- Everette alza la mirada la cual choca con la mía y rueda los ojos con su característica sonrisa traviesa danzando en sus labios. - Nunca pensé que fueras religioso.-

El deja la Biblia en el tocador contiguo y se encoje de hombros.

- Soy curioso por naturaleza.- responde simple.

-¿Que te pareció?- inquiero con sinceridad. No es como que todos los días puedas ver al hijo del Diablo leyendo una Biblia.

- Me parece curioso que los Celestiales hayan redactado una guía exacta de como ir al reino Celestial y aun así haya tantas almas humanas en el Infierno.- reconoce.

Rio entre dientes y me estiro un poco antes de sentarme en mi cama. Veo la Biblia que el sostenía fijamente. Fue un regalo de mi madre cuando yo era aun muy pequeña. Digamos que cuando una niña le dice a su madre que ve cosas que no están ahí y que escucha voces puede ser un poco alarmante para ella. Llega a dos sencillas conclusiones:

1. Su hija esta completamente loca.

2. Su hija esta completamente poseída. 

Recuerdo la mirada de pánico de mi madre cada vez que le decía que había alguien justo donde ella no miraba nada. Estoy segura que se negaba a declararme una loca, por lo que opto por créeme poseída. Me pedía que leyera la Biblia todas las noches antes de dormir. Cuando era muy chica era fastidioso, a medida fui creciendo pude profundizar mas en lo que leía, definitivamente estaba escrita de una manera hermosa y única. Termino convirtiéndose en uno de mis libros favoritos, después de todo es lo mas Celestial que se puede encontrar en el reino de los mortales.

- Deberías sentirte orgulloso, tus tentaciones logran evitar que los humanos sigan lo que esta indicado ahí.- puedo ver como sus ojos se iluminan con perversión al tiempo que pasa su lengua lentamente por su labio superior.

- Eso solo demuestra lo manipulables que son los humanos. Hubo un tiempo en que llevaban todo a los extremos. Recuerdo perfectamente en que hubo una época en la que humanos se cazaban entre si, declarándose impuros y pecadores para luego quemarse en hogueras. Auténticos espectáculos sin duda alguna.-

Pasión InfernalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora