En un rincon de tu mente

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Everette.

- Debes dejar de hacer eso, es inapropiado.- me reprende, pero una sonrisa se encuentra plasmada en sus labios.

Sin poder evitarlo, me inclino y dejo un largo y humedo beso en estos.

- No pueden recriminarme nada.- le recuerdo con picardia. - Podemos hacer lo que queramos.-

Ella entrecierra sus ojos con gracia.

- Siempre haces lo que quieres, sin importar donde te encuentres.- dice obvia.

Me rio por bajo y la atraigo hacia mi, acariciando su cintura y enterrando mi rostro en su cuello para aspirar su aroma.

- Me atrapaste.- 

Sus manos pasan a mi cabello y juega con este, con tanta naturalidad como si nos hubieramos encontrado de esta manera desde el principio de los tiempos.

Se siente...diferente.

Me aparto de su cuello pero mantengo mi rostro cerca del suyo, rozando su nariz con la mia y estrechando su cuerpo para que no haya espacio entre ellos.

- Eres muy hermoso.- susurra mientras sus ojos recorren todo mi rostro, desde mis orejas hasta mi barbilla y finalmente se posan en mis labios.

- Es una descripcion muy acertada.- sonrio complacido cuando mi comentario hace que ella ruede los ojos y ria.

- Tambien eres un arrogante del demonio.- 

- Dilo con orgullo preciosa, tengo todo el derecho de ser arrogante. Soy un ser que sobrepasa la magnificencia que los tres reinos pueden contemplar.- me encojo de hombros con naturalidad.

- Ademas de arrogante, soberbio.-

-¿Como no serlo? Tambien poseo a la criatura mas fascinante que los tres reinos han contemplado.- la observo con asombro cuando un leve sonrojo cubre sus mejillas.

Asi que en este lugar, su palidez desaparece.

Me inclino y la beso nuevamente, saboreando sus labios junto a los mios, sintiendo como mi cuerpo reacciona al suyo.

- Aqui no.- susurra, cuando mis manos van a los tirantes de su vestido. - Nos veran.-

- Espero que disfruten el espectaculo.- ronroneo antes de alzar sus piernas y hacer que me rodee con estas. Puedo sentir lo excitada que esta, pero tambien puedo sentir su conflicto.

¿Por que teme que nos escuchen?

Camino hasta la pared y apoyo su espalda en esta, al mismo tiempo que ella se pega mas a mi. 

- Eres un demonio muy obstinado.- murmura contra mi boca.

- Nuevamente, alma mia, es una descripcion adecuada. ¿Te limitaras a describirme a partir de ahora o me permitiras gozar de lo que es mio?- 

Ella suspira cuando dejo besos humedos por su cuello, mis manos se mueven hacia arriba y aun sobre su vestido, acaricio sus pezones erectos.

-¿Tuyo?- se las ingenia para preguntar.

- Por supuesto.- me restriego contra ella, siendo consciente de que puede sentir lo duro que estoy. - Tus suspiros, tu placer, tus jadeos y gemidos...todos me pertenecen.- 

Ella muerde su labio con fuerza, tratando de evitar que alguno de estos se escape de sus labios.

- Oh...- responde simple, con la voz mas aguda que de costumbre.

- Asi que, ¿me permites?- pregunto ya conociendo muy bien la respuesta. - Pidemelo.-

-¿Que quieres que te pida?-

Pasión InfernalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora