O hablas o pierdes tu lengua

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Everette.

Ella se movía con una tranquilidad poco usual, al menos en ella. Jamás había contemplado que su ser no se encontrara perturbado por las tierras Infernales. Se ve tan...pacifica. Como si estar aquí fuera lo mas normal del mundo para ella. ¿Qué diferencia le resulta la marca entonces? ¿Acaso la lastima? ¿Mi poder la presionaba de una manera dolorosa? ¿Cómo es que ahora puede estar tan dispuesta a intentar ser un demonio y antes...?

- Deja de verme, acosador.- oh, y ese repentino valor...

La acorrale de esa manera antes porque quería contemplar el temor en su mirada, ese adictivo aroma que desprende cuando algo la aterroriza resulta endemoniadamente adictivo para mi. Debo reconocer que no me esperaba su respuesta, no me esperaba que se acercara tanto y desde luego no esperaba que su presencia aquí me afectara de esta manera sin la marca. Quiero acecharla y romperla para luego ver como recoge cada uno de sus pedazos. 

- Me parece que te estas dando demasiado crédito, dulzura. No te estoy viendo.- 

- Mis ojos están aquí arriba.- una inevitable sonrisa se posa en mis labios ante su tono de reproche. 

-¿Acaso te incomodo? Déjame recordarte que...-

- Conoces absolutamente cada parte de mi cuerpo, ya que fue tanto mío como tuyo.- me interrumpe con un tono burlón que me hace alzar una ceja. - No se enoje, su alteza. Simplemente me canse de escuchar el mismo discurso una y otra vez. Se muy bien que conoces mi cuerpo mejor que nadie, entonces si lo conoces tanto no puedo entender porque no dejas de verlo.- se inclina sobre la mesa y posa su mentón sobre la palma de su mano mientras emboza una sonrisa inocente.

- Realmente eres un autentico fastidio.- me incorporo irritado y camino hacia ella, esperando que se encoja o al menos esperando contemplar el atisbo de duda que se forma al fondo de su mirada cuando esta aparentando mayor seguridad que la que en realidad posee.

Nada.

En lugar de eso su sonrisa se ensancha y sus azules ojos brillan con algo que desconozco. 

- Si algo resulta molesto para ti sueles destruirlo.- su tono se vuelve infantil, como cuando un humano infante esta a punto de llorar, pero su tono y su sonrisa no se van. - Hazlo.-

- Aisha.- le advierto. - No tienes ni la mas remota idea de a que estas jugando.-

Ella se incorpora y acerca mas a mi, retándome con la mirada.

- Acaba conmigo.-

La tomo del cuello sin presionar en exceso y camino hacia atrás sujetándola hasta que su espalda baja choca con la mesa. Olía diferente, ¿Qué ocurre con ella? ¿Por que huele así? 

-¿Crees que me importa romperte el cuello? Podría acabar con tu miserable existencia y absolutamente nadie te extrañaría.- hago un esfuerzo abismal porque mi tono se mantenga normal.

Ella suelta una risa felina, cierra los ojos y suspira satisfecha mientras inclina la cabeza hacia atrás , dándome un mayor acceso a su cuello.

- Hazlo.- susurra.

La rabia se apodera de mi ante su imprudencia, ella debe sentir que ya no estamos conectados, ya no la necesito para mantener mis poderes. ¿Cree que no lo hare? Estoy demasiado inestable en estos momentos, no me puedo permitir exceder mi tolerancia pero ella, ella simplemente no esta ayudándome. Mis garras crecen sin que pueda controlarlo y abren heridas en su cuello, leves gotas de su sangre acarician mis dedos y ella suelta un suave gemido.

Ese olor...

Ese olor ahora esta mezclado con algo mas, algo que me hace sentir una sed desesperada, ¿Qué demonios pasa conmigo? Me inclino hacia su cuello, dispuesto a hacer esas heridas aun mas grandes. 

Pasión InfernalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora