El olvido es el mejor consuelo

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Este es un capitulo largo pero importante en la trama. Espero les guste. 

Atte. 

Meraki.

Aisha.

Llevar a Everette de vuelta a casa fue lo mas difícil, jamás había materializado a otro ser junto a mi, a penas si me había esforzado por hacerlo con fluidez por mi cuenta. Cuando lo consigo solo pienso en como ayudarlo, no reacciona, lleva una hora sin reaccionar. 

Grito, esperando que alguno de sus esclavos se acerque, pero ya no me escuchan, ya no responden a mis ordenes. 

Ya no tengo su marca, no tengo autoridad infernal de ningún tipo. 

Necesita ayuda, necesita que alguien...lo cure.

Mi propia respiración es un autentico caos mientras me incorporo y lo tomo de los brazos para arrastrarlo por su propio palacio. Intento patéticamente llevarlo a su habitación y busco ayuda, tengo que poder, tengo que ayudarlo.

Trato de elevar el cuerpo inconsciente de Everette con mi mente, como tantas veces lo he visto hacer con diversos objetos. Se eleva unos centímetros del suelo para luego caer, siento como mi mente se desgarra por dentro y maldigo por bajo. 

Realmente, realmente debí haberme tomado mi entrenamiento mas en serio, debí haberme hecho fuerte.

Una parte de mi sabe que me confié demasiado en el hecho de que Everette estaba junto a mi, siempre era así. Jamás, ni siquiera por un segundo se me ocurrió pensar que el me necesitaría, jamás lo imagine vulnerable entre mis brazos como en este momento. El era el demonio mas fastidioso, mandón, soberbio, y arrogante que existía.

Pero también el mas poderoso.

También el que se esforzó porque no me encontrara justo en la posición en la que me encontraba ahora. Sola, vulnerable y con el corazón en las manos, esperando que alguien me ayude. 

No se porque la angustia me carcome tanto mientras lo veo así. No puede morir, se que no puede morir, maldita sea. Pero al ver sus respiraciones aceleradas y forzadas, al sentir la irregularidad de su temperatura...

El saber que Everette no esta bien me esta destruyendo. 

No iba a conseguir llevarlo hasta la habitación, la idea es ridícula, no podía arrastrarlo mas, su cuerpo ardía tanto que estaba comenzando a quemarme. Con todas mis fuerzas lo llevo hasta el sofá mas cercano, uno suficientemente largo para que el pueda recostarse cómodamente. 

Cuando lo pongo junto a este lo elevo con mi mente, uso todas mis fuerzas para que finalmente quede recostado sobre el sofá. Mi cabeza arde pero suspiro satisfecha al ver que ya no esta sobre el suelo.

A ver...piensa Aisha, piensa...

¿Qué tan lejos estaban las tierras de Lilith? Ni siquiera conocía la ubicación exacta, no puedo materializarme hasta allá. No se donde esta la Gran Casa de Juegos Infernal, no estoy segura de la locación del Club de espectros de Shameena. Realmente no conozco a nadie mas...

Everette se retuerce, sus garras apareciendo nuevamente pero el permanece inconsciente. Las lagrimas pican en mis ojos y muerdo mi labio con fuerza para evitar que estas se escapen.

No llores ahora, no te atrevas a llorar, necesito pensar, no entres en pánico, no entres en pánico...

Acaricio su rostro con angustia y me incorporo, caminando de un lado al otro, mordiendo la uña de mi pulgar con nerviosismo. Los demonios no se enferman, así que no puede ser una fiebre común. Sus poderes parecen estar bien, demasiado bien, de hecho. Estaba...perfectamente bien antes y de la nada el simplemente...

Pasión InfernalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora