Por favor Encuéntrame

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Aisha.

Huele extraño.

Hace frío.

Mi pecho duele.

Abro los ojos lentamente, con la respiración entrecortada. Me incorporo lentamente, sintiendo como cada parte de mi cuerpo arde y examino el lugar en el que me encuentro, hay miles de tumbas, y a mis espaldas un mausoleo.

Un cementerio.

-¿Señorita?- me pongo alerta al escuchar una voz llamándome. Observo a un hombre, es algo mayor ya que su cabello es blanco y sus ropas están sucias. -¿Como entro?-

Veo que me analiza y doy un paso hacia atrás.

- Aléjese.- ordeno nerviosa.

-¿Esta usted drogada?- frunce el ceño.

Niego nerviosa y retrocedo más al observar que camina hacia mi.

- No se acerque.- mi voz suena más temblorosa de lo que pretendo.

- La llevaré con la policía.-

Y es cuando corro, él me llama una y otra vez, pero el pánico inunda mi sistema. Corro entre las lápidas y choco con la enorme reja de entrada.

-¡Everette!- lo llamo desesperada.

Me pidió que no soltara su mano.

¡¿Porque fui tan estúpida?!

Tironeo varias veces hasta logro arrancar las barras de metal. Me quedo petrificada al ver lo que hice.

No soy humana, tengo que recordar eso, a pesar de que no soy un demonio aún, era obvio que este cuerpo sería más fuerte que el de un humano.

Salgo de ese lugar y corro por la calle, siento el pavimento a mis pies, no tengo idea de como me veo en estos momentos, pero lo único que quiero es encontrar a Everette.

-¡Camille!- toman mi brazo bruscamente y me volteo.

-¿Que?- murmuro confundida.

-¿¡Que Diablos haces aquí!?- exclama.

Una chica de cabello castaño bastante largo, rizado y ojos verde claro me observa como si fuera un fantasma. Su rostro es demasiado simétrico, todo el ella grita perfección y paz.

Ahora estoy viendo cosas.

-¿Disculpa?- me suelto de su agarre y me alejo un poco.

- Tu madre te está buscando como loca, tuve que mentir para cubrirte.-

- No soy Camille.- frunzo el ceño.

- Deja de actuar como una loca.- rueda los ojos. - Si no vienes conmigo, tu madre se dará cuenta de lo que hicimos anoche.-

-¿¡Y que Diablos pasó anoche!?- exclamo exasperada.

- Dios, estoy segura que bebiste demasiado, parece que aún estás ebria.- toma mi mano y comienza a caminar.

-¿Donde vamos?-

- A tu casa, y recuerda, si tu madre pregunta, nos quedamos dormidas en la biblioteca.-

Cruzamos un enorme edificio, en una de las ventanas puedo ver mi reflejo.

Aún soy yo, no entiendo porque me llaman Camille. Esta tipa podría ser una impostora, o talvez yo soy la impostora, la incertidumbre me carcome viva.

En mi reflejo lo veo, el collar que Everette me obsequió, y el pequeño dije de serpiente.

Porfavor encuéntrame.

Pasión InfernalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora