Ordenes Superiores

366 43 12
                                    

Azael.

Suspiro al materializarme frente a mi palacio. Ni siquiera la he visto aun y ya puedo olerla en el aire. Sonrío mientras me aproximo a mi hogar, sabia justo donde estaba, casi podía saber lo que estaba pensando. Jamás pensé que disfrutara tanto estar en el Infierno, casi parece un demonio de nacimiento.

Camino por los largos pasillos, interminables laberintos que albergan mas que recuerdos del pasado. La historia del mismísimo Infierno grita cada vez que me encuentro en casa. Todo lo que paso, todo el orden dentro del caos.

La veo una vez llego a nuestra alcoba, esta sentada de espaldas a mi, con sus manos extendidas frente a ella, observa fijamente el libro que se encuentra en el suelo, el cual se eleva un poco y vuelve a caer, seguido de un gruñido de su parte. 

- Maldita sea...- murmura frustrada.

- Siempre he dicho que amo esa boca.- hablo para que se percate de mi presencia.

Ella se voltea de golpe sorprendida por unos segundos, sonríe y se incorpora para correr a mis brazos. La elevo del suelo, como si no la hubiera visto hace siglos, cuando en realidad me fui antes de que despertara. 

Me pregunto cuando finalmente dejara el habito de dormir, son pequeños detalles que me confirman que su transformación demoniaca aun no es completa.

- Estas aquí.- aparta su cabeza de mi hombro y se acerca hasta mis labios. - Quería verte ya.- 

- Aquí me tienes, todo tuyo.- dejo un rápido beso en su boca, lo cual la hace reír.

-¿Viste lo que hice? Aun no lo hago a la perfección pero...-

- Estuviste maravillosa.- la interrumpo.- Recuerda que hasta hace muy poco tus habilidades demoniacas comenzaron a surgir. No son dones que se puedan manejar con la facilidad de la muerte.- 

- Estoy mas que segura dentro de muy poco mejorare. Podremos ir a todas esas reuniones a las que vas sin que tengas que preocuparte por mi.- me promete.

- Realmente no te llevo conmigo ahora porque podría resultar algo aburrido.- le explico.

Ella frunce el ceño con gracia y niega.

- Eres uno de los lideres demoniacos del Infierno y quieres que crea que haces cosas aburridas.- 

- Lidiar con los demás lideres puede no ser aburrido pero si exasperante. Todos creen ser los mas poderosos y se niegan a acceder a ciertas peticiones.- ruedo los ojos al recordar a Belcebú y Ammón. Esos dos no deberían lanzarse al rio de almas perdidas y perderse por unos cuantos siglos. 

- Creo que podría tolerar todo eso.- asegura con un deje de arrogancia que me hace reír entre dientes. Realmente no ha cambiado nada. - Te ayudare en tu próxima tarea.- 

Mi próxima tarea...

Por supuesto que la idea de que Cielo se involucre mas en las actividades infernales me atrae, es de hecho todo lo que espero. Pero mi próxima tarea es algo complicada, tan complicada que ni yo mismo estoy seguro de como comenzar, es esencial que realice todo de la mejor manera, y mas cuando son ordenes directas de Everette.

- Eso es algo complicado.- confieso. - Bastante complicado, de hecho.-

- Te ayudare a que sea menos complicado, solo debes decirme cual es tu tarea y asi idearemos una manera.- me anima.

Everette fue claro, necesita un cuerpo Celestial. No uno despedazado, como el que Asmodeo presumió a todos los lideres demoniacos antes de su partida. Realmente no tengo idea de como conseguir uno. No es tan sencillo como ir al reino de los Celestiales y acabar con el primer ser que se cruce delante. Matar a un Celestial es imposible, es como matar a un demonio.

Pasión InfernalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora