Cuando una vieja amiga viene a saludar

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Aisha.

Everette es un demonio...particular. A medida pasa el tiempo he conocido a mas entidades, me doy cuenta que Everette es particularmente difícil de leer, aparte de su constante expresión traviesa, hay una oscuridad al fondo de su mirada que oculta la brillantez con la que trabaja su mente.

Después de todo, debes ser un genio para hacerte con el trono Infernal.

Pero en esta ocasión, cuando nos detenemos frente al bosque de la Muerte, lo se. Una sensación que los humanos llaman deja vu se apodero de mi. Quise abrazarme a su cuello antes de que el diera el próximo paso, pero me di cuenta demasiado tarde.

En sus labios ya se encontraba esa sonrisa perversa, sus ojos ya brillaban con diversión, y yo ya me encontraba de pie, sola en el suelo, maldiciéndolo. 

-¡EVERETTE!- grito furiosa, casi haciendo una pataleta en ese lugar, el característico frio del bosque de la muerte que una vez sentí se abraza a mi piel y provoca que esta se erice. -¿¡Por que demonios vas a dejarme aquí?!-

- Llámalo un guiño a la nostalgia, preciosa.- básicamente ronronea antes de materializarse lejos.

La rabia me carcome por dentro en ese instante. 

¡Maldito viejo diablo, espero que la santidad recaiga sobre el de la manera mas firme posible y que su oscuridad deje de existir!

Resoplando me cruzo de brazos y doy frente al bosque de Muerte. Podría materializarme si supiera donde demonios esta su palacio. La ultima vez la marca de Everette me guio hasta la cueva donde se encontraba Aphra y luego ella me guio hasta llegar al interior del palacio. 

Pero ya no tengo mi serpiente dorada porque ya no tengo su marca y no tengo ni la menor idea de donde esta esa estúpida cueva. Respiro ondo y trato de controlar mi furia, a medida pasa el tiempo es mas complicado controlar mis emociones, Everette aseguro que se debe a que mi lado demoniaco se esta fortaleciendo y los demonios tienden a ser mas susceptibles a las emociones que son consideradas negativas.

Hace unos días trate de desgarrar el rostro de Everette con mis garras, el simplemente reía a carcajadas mientras me esquivaba hasta que finalmente caí agotada. Al despertar mi rabia se había ido, siendo sustituida por una enorme vergüenza. El simplemente me abrazo y dijo:

"Fue divertido."

También tengo que reconocer que es fácil malacostumbrarse a la materialización de un lugar a otro. Ya ni siquiera tengo que esforzarme para hacerlo, a veces incluso lo hago para moverme de una habitación a otra. Al principio era mero entrenamiento, pero con el tiempo simplemente me volví perezosa.

Como siga así, olvidare como usar las piernas. 

Aunque una parte de mi esta endemoniadamente orgullosa por mi progreso. Everette ha estado muy ocupado últimamente, lo acompaño siempre que me es posible, pero cuando debe estar con demonios de un rango superior prefiere ir por su cuenta. No es conveniente que se sepa que ya no porto su marca, y así como todos pudieron sentirla en mi cuando me vieron por primera vez, de la misma manera notaran que ya no la tengo. Se comenzaran a preguntar como lo consiguió y...

Si me pongo a pensarlo yo tampoco estoy muy segura de como lo consiguió...

Pero gracias a su ausencia mi entrenamiento ha sido autodidacta en su mayoría. Yo sola he leído libro tras libro, he estudiado la historia Infernal y la cultura demoniaca. Por mi cuenta he practicado y practicado hasta que mis poderes comenzaran a surgir poco a poco. Aun no soy el demonio mas poderoso por estas tierras pero, como dicen los humanos:

"Roma no se construyo en un día."

El camino por el bosque de Muerte se hace menos agobiante si me sumerjo en mis pensamientos. Naturalmente todo en exceso es malo, por lo que hago un esfuerzo abismal e mantener mi mente alejada de los pensamientos en lo que respectan a mi identidad. No quiero pensar en mi antigua vida como desterrada, no quiero recordar lo que sea que haya vivido junto a ellos. Porque cuando la simple llamarada del recuerdo me azota, todo mi cuerpo se pone tenso. 

Pasión InfernalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora