Despertar (II)

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- Qué bien me hizo hablar con vos – abracé la cintura de mi madre con mucho afecto

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- Qué bien me hizo hablar con vos – abracé la cintura de mi madre con mucho afecto.

- Y a mí, mi vida. Te he echado mucho de menos. – besó mi pelo y lo acarició.

Continuamos andando por ese lugar que nunca había visto. Estaba bastante iluminado, incluso era un poco cegador para la visión. No había absolutamente nada, ni nadie. Solo estábamos mi madre y yo atravesando ese camino de piedras blancas que se mimetizaba con la luminaria celestial.

No recordaba en qué momento llegué hasta allí. Ni tan siquiera recuerdo por qué estábamos allá. En cambio, no me importaba nada de eso. Me sentía feliz junto a mis padres, no necesitaba nada más.

Caminábamos en silencio. Estaba tan absorta en mis pensamientos que no me di cuenta que mi madre me observaba con ternura. Sonreí devolviéndole el gesto cariñoso.

- ¿Qué pasa?

- Nada mi amor – sollozó de emoción. – Estoy tan feliz de tenerte acá. Estás hecha toda una mujer, estoy muy orgullosa de vos – se secó un par de lágrimas que recorrieron sus mejillas.

- Má, no llores – le acaricié el rostro. – Ni que te hubieses muerto – reí.

Mi madre borró su sonrisa del rostro y agachó la cabeza.

- ¿Dónde están mis chicas preferidas? – apareció mi padre por detrás, pero no recibió respuesta de ninguna de las dos. - ¿Qué pasó?

- Ya es la hora – anunció mi madre mirando con dolor a mi padre. Éste asintió igual de desilusionado.

Los miré sin entender absolutamente nada.

- ¿La hora de qué?

Mi padre abrazó a mi madre que lloraba desconsolada. Comencé a preocuparme. No entendía ese cambio de humor por parte de ellos. Habíamos pasado mucho tiempo juntos, recordando viajes de vacaciones o las fiestas de navidad... No sé que había ocurrido o qué había dicho para este cambio de actitud.

- Papá, ¿qué pasa? – pregunté. Ambos se miraron preocupados. Busqué a mi alrededor y me di cuenta de un pequeño detalle que sobrecogió mi corazón. – ¿Le pasó algo a mi hermano? Lo cierto es que no lo he visto desde hace tiempo- reflexioné - ¿Dónde está? – me preocupé.

- Es hora de que te vayas mi amor – anunció mi padre con un nudo en la garganta.

- ¿Ir a dónde? ¿A dónde vamos?

- Vos, solo vos... Debes marcharte mi vida – mi madre me acarició la mejilla – Aún no llegó tu momento.

- ¿Qué momento mamá?

En ese instante, la luz se intensificó aún más y un fuerte viento atravesó el lugar blanquecino. El viento se volvió cada vez más fuerte hasta formarse un tornado entre nosotros. 

⫷Resurrección⫸ {Saga Vivir o Morir}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora