Ser feliz (II)

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- Dime que no vienen tus diablas – implora Micaela nada más ver a Luisana entrar en el spa

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- Dime que no vienen tus diablas – implora Micaela nada más ver a Luisana entrar en el spa.

Habíamos decidido tener un día de chicas. Siguiendo las recomendaciones de la psicóloga, debía reiniciar mis relaciones sociales. Volver a forjar ese lazo de amistad con aquellas personas que han sido y son importantes en mi vida.

Se lo comenté a Benja y él fue el que me dio la idea de este plan. Lo cierto es que Benjamín me está ayudando muchísimo en este proceso de recuperación. Atrás quedó el hombre arrogante y egocéntrico. Parece que los malos momentos han sido lecciones de vida para él, es una persona totalmente diferente. Una persona renovada, la mejor versión de sí mismo.

La idea de Benjamín le pareció maravillosa a Micaela y es que a ella es fácil contentar a Micaela. Le encanta todo lo que sea salir y pasarla bien, y ahora que está embarazada cualquiera no la mima. Está caprichosa a la par que pedante. Todo es resultado de las hormonas que están más que revolucionadas, pero si tenemos en cuenta que Mica es una revolución constante; su embarazo lo multiplica por mil.

Con Luisana resultó algo más difícil. Tras la aparición de sus hijas, no quería dejarlas ni un solo momento a solas. Incluso dejó su trabajo en la tienda de moda, para dedicarse por entero a sus niñas. Benjamín no está muy de acuerdo en ello, pero la entiendo. Después de vivir un momento tan traumático, entiendo su posición y comportamiento. Aceptó venir al spa ya que Benjamín le propuso quedarse con las niñas. Al comienzo, ni Luisana ni yo estábamos muy seguras de ello. Benjamín a solas con las niñas es lo mismo que amenazar con arder el país entero. Pero el ofrecimiento desinteresado de Octavio para echarles un ojo a los tres, nos alivió a ambas y Luisana accedió a venir.

También quisimos contar con Jazmín, pero no pudo cambiar el turno de trabajo. A Jazmín le debo muchísimo. Ha sido una persona muy importante durante todo este tiempo. A escondidas y en silencio, se encargaba de cuidarme todo lo que yo le permitía.

- No, - ríe Luisana. – Dice mucho de ti no querer ver a mis hijas cuando vos estás embarazada...

- No me compares... Tus hijas te absorben la energía. Te aniquilan con sus travesuras.

- ¿Y vos piensas que tu bebé será una balsa de agua? Tranquila y serena... – bromeo. – Nada más hay que ver al padre.

- Y a la madre – corrobora Luisana.

- Sois perversas. – nos señala. – Cuidado conmigo que os echo un mal de ojo.

Ambas nos reímos por la ocurrencia de Micaela. Ella nos mira enojona, no entiende el porqué de nuestras risas.

- Orzuelo mi amor – le rectifico. – Se dicen que las embarazadas provocamos orzuelos...

- ¡Lo que sea! Vamos dentro, necesito relajarme – nos pide tomando la iniciativa para entrar en el edificio.

⫷Resurrección⫸ {Saga Vivir o Morir}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora