Valor (II)

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Llevaba dos semanas entrenando con el equipo de Rodríguez

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Llevaba dos semanas entrenando con el equipo de Rodríguez. Estamos a una semana de ejecutar el golpe contra Mariano y sus hombres y el reloj corría en nuestra contra.

No puedo decir que esté siendo fácil. El nivel de exigencia de Marc, el joven militar que estaba al frente del operativo, es durísimo. Marc no deja espacio para errores; pretende que su estrategia sea perfecta. Y más le vale porque tengo que llegar a casa de una sola pieza y como si no hubiésemos asistido a la mismísima guerra.

Sabíamos que Mariano no era un adversario cualquiera. Su reputación precedía a sus acciones: es un maltratador, un secuestrador y un asesino. En pocas palabras, un psicópata y, por ello, cualquier error podría costarnos caro.

El equipo está formado por unos cuantos hombres más incorporados recientemente, cada uno con una especialidad, pero Marc nos suele recordar que debemos funcionar como una unidad perfectamente sincronizada. "No se trata solo de lo que cada uno pueda hacer, sino de cómo lo hacemos juntos", repite una y otra vez con voz firme y frialdad en sus ojos fríos. Buscando cualquier rastro de duda, inseguridad o debilidad y te machaca de una manera que roza la locura. 

Yo, por mi parte, siento una gran responsabilidad. No soy militar, ni policía, ni detective... Solo soy un cantante que quiere venganza por lo que Mariano ha causado en mi familia. Mi lugar en este equipo no está definido por la experiencia, sino por un dolor que me quema por dentro, por una rabia que no me deja dormir por las noches. He sufrido por mi hermana, por mis sobrinas, por mi mujer y por el hijo que perdí. No puedo quedarme de brazos cruzados. No es solo una misión, era una cuestión de justicia.

A medida que los días pasan, me he dado cuenta de lo lejos y aislado que estoy de mi realidad: de los escenarios, la productora y, sobre todo, mi familia. Ya no me acompañan las melodías y acordes de mi guitarra, ahora se ha sustituido por el ruido sordo de las armas y las órdenes cortantes de Marc. 

Hablando de órdenes, Coco me llama todas noches en un intento de convencerme para que no lo haga, que la venganza no es el camino y que el significado de valor comprende muchas connotaciones y no es ésta una de las mejores. Ese discurso se repite cada noche y para sorpresa de todos lo compadezco y agradezco. Coco, junto a Felipe, es una de las personas más importante. Es mi mejor amigo. Coco es mi conciencia cuando la ira nubla mi juicio y yo soy su estabilidad cuando desvaría. Es un poco contradictorio, pero así es nuestra amistad. Sin embargo, por más que intente convencerme, no puedo hacer caso a lo que me dice.

– Escúchame, por favor. – Su desesperación me rompe por dentro –Lo de Luisana está bien, tiene a sus hijas y Felipe está con ellas. Y tampoco te devolverá a tu bebé ni mejorará la relación con Camila.  Ahora estáis mejor que nunca, ¡os vais a casar! Con esto, solo te perderás a ti mismo.

Lo que Coco no entiende es que me siento perdido desde hace mucho tiempo, desde el día en que Mariano destrozó todo lo que amaba. Este dolor es lo que me impulsa. Y aunque sé que él solo quiere protegerme, lo que necesito ahora no es protección, sino justicia.

⫷Resurrección⫸ {Saga Vivir o Morir}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora