El sol apenas ha comenzado a despuntar en el horizonte, y la casa está envuelta en un silencio que me resulta extraño. Normalmente, los fines de semana suelen ser un caos: Camila prepara el desayuno, mis sobrinas aparecen de la nada junto a mi hermana y comienzan a poner la casa patas arriba, aparece Octavio sin venir a cuento porque a saber qué se le ha ocurrido esa misma mañana nada más despertar... Lo que viene siendo la rutina familiar. Hoy, en cambio, todo está demasiado tranquilo. El silencio parece el preludio de lo que está por venir, como si el cosmos supiera que algo está a punto de cambiar.
Apoyo las manos en la encimera de la cocina, observando el café que se enfría en mi taza. Mis pensamientos están lejos de aquí, enfocados en un solo rostro: el de aquel desgraciado que destruyó nuestra paz, que puso en peligro lo que más amo. El odio burbujea en mi pecho, pero lo mantengo bajo control. No puedo dejar que nadie lo note, no hoy.
Porque hoy es el día.
Respiro hondo y me obligo a concentrarme. Todo está preparado. Cada detalle ha sido planeado con meticulosidad. Mi familia partirá en unas horas hacia el hotel, tal como lo planeé. El hotel está lo suficientemente lejos de la ciudad como para mantenerlos fuera de peligro, fuera de mi alcance y del suyo.
Camila no sospecha nada. Tras el almuerzo familiar, tuve una ligera duda que se oliera algo porque ella es toda una experta en leer personas. Sobre todo, en leerme a mí. Creo que es algo común entre ambos porque estoy seguro que pude disipar cualquier duda que le originase. Ella cree que esto es solo una escapada familiar, un gesto de cariño de mi parte. Me odia un poco por no unirme a ellos desde un primer momento debido al trabajo. También creo que piensa que le oculto algo, pero realmente no imagina la verdad. Tal vez piense que estoy tramando algo en relación a la boda o quien sabe. No me importa que divague sobre ese tema, precisamente eso es lo que quiero.
La puerta de la habitación se abre suavemente, y Camila entra en la cocina con pasos delicados. Su rostro refleja el cansancio de las últimas semanas, aunque se esfuerza por mantener una sonrisa. Siento una punzada de culpa. Debo de admitir que la he desatendido un poco en estos días. Cuando llegamos de la gira, Camila anunció a bombo y platilllo nuestro compromiso y se metió de lleno en los preparativos. Yo andaba con el entrenamiento y apenas la he ayudado. Espero que tenga la oportunidad de enmendarlo y ofrecerle la mejor boda que jamás hubiese imaginado. Si eso no ocurría, tenía un plan B que espero que Coco lo lleve a cabo en mi ausencia.
- ¿No has dormido bien? - pregunta en voz baja, acercándose a mí con esa mirada preocupada.
Me encojo de hombros y finjo una sonrisa. Intento hacerlo lo mejor que puedo.
- Estaba pensando en todo lo que tienen que llevar - respondo, tomando su mano y acariciándola suavemente. Me acerco a ella y beso sus labios con ternura. - Quiero que todo esté perfecto para ustedes.
Camila me observa en silencio, y por un momento siento que me lee demasiado bien. Pero finalmente asiente, aceptando mi respuesta sin hacer más preguntas. Me besa en la mejilla y se dirige hacia la mesa para revisar una lista de cosas que aún tiene que meter en las maletas.
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⫷Resurrección⫸ {Saga Vivir o Morir}
FanfictionDespués de "Vivir o Morir", llega la segunda parte de esta historia de lucha, aprendizaje y amor. Benjamín Rojas es un cantante de éxito que la vida lo pone en su lugar en el momento culmen de su carrera. En ese instante, conoce al que será el amor...