Pvo Camila
- Aguanta Martina – sollozo.
Intento taponar la herida con mis propias manos, pero la sangre ebullía por el orificio por el que había perpetrado la bala.
Rasgo su camisa para ver la gravedad de la situación. Por la zona en el que se encuentra la herida de bala, solo hay dos opciones: que no haya tocado ninguna arteria y órgano vital o, por lo contrario, que haya dañado un órgano que por la posición localizada podría ser el pulmón derecho.
En cambio, hasta que no llegara la ambulancia no podía hacer nada más que mantenerla con vida. Dejo su cabeza descansar en el acerado y me incorporo un poco hasta llegar a su cuello. Le tomo el pulso y puedo ver que es delicado, apenas tiene.
Me incorporo para quedarme frente a ella. Me arrodillo poniendo mis piernas a cada lado de su cuerpo e introduzco mis dedos en la herida. De esta manera, evitaría que muriera desangradas antes de que llegase la ambulancia.
Fue cuestión de minutos que escuché la sirena de la ambulancia y vi a un extremo de la calle las luces azules y rojas de la policía reflejarse en la fachada de uno de los edificios.
- Ya están aquí – le digo, aunque sé que no me escucha. – Vas a salvarte Martina. Eres fuerte.
No puedo derramar más lágrimas de las que ya hice. En frente de nosotras, veo estacionar la ambulancia a toda velocidad al igual que un par de coches de policía. De la puerta trasera de la ambulancia, salen un grupo de paramédicos cargados con unas mochilas y empujando una camilla. Le siguen un grupo de agentes de policía que al ver la escena, uno de ellos llama por su walkie a quien sabe quién.
- No me pienso mover de aquí – le digo esta vez con rabia. Mis emociones eran un vaivén, una perfecta montaña rusa imposible de controlar.
- Señora tenemos que hacer nuestro trabajo – me dice una paramédica.
- Soy sanitaria – justifico. – Si me muevo y dejo libre la herida, esta mujer muere. ¿No lo entienden? Dense prisa.
Los paramédicos se miraron el uno al otro. Uno de los policías le susurró algo a uno de ellos, pero el paramédico rechazó lo que sea que le dijo.
- ¿Podrías mantener el tapón mientras la colocamos en la camilla? – pregunta el misma paramédico.
- Por supuesto – digo seria.
Me aparto hacia un lado para dejarles espacio de maniobra mientras mantengo mis dedos en la misma posición dentro de la herida. Los paramédicos hacen su cometido y después de una actuación sincronizada la colocan en la camilla articulada.
Me insta a que suba en la camilla con ella adoptando la posición anterior para que mantengan el tapón de la herida. Hago lo que me dicen y nos llevan rápidamente hacia el interior de la ambulancia. Allí se quedan una patrulla de policía investigando la escena del tiroteo y otra nos acompaña.
La sirena de nuevo comienza a sonar y puedo sentir como el automóvil comienza a tomar velocidad. Los paramédicos comienzan a actuar. Uno de ellos intuba a martina y otra sanitaria coloca por el pecho de Martina unos parches. El monitor comienza a reflejar el estado de Martina.
- Saturación baja – explica la sanitaria – Necesitamos intubarla ya.
- Estoy en ello. – responde sin apartar su vista a la maniobra de intubación.
- Ritmo sinusal cayendo. – mira el monitor la sanitaria.
- Inyéctale un betabloqueante.
La sanitaria se acerca a una de las mochilas y toma uno de los frascos. Inyecta una aguja en él y saca el líquido necesario. Sin perder tiempo, le inyecta a Martina su contenido.
- Intubada – dice el sanitario.
La mujer se acerca y coloca en el orificio del tubo una cámara de oxígeno. Comienza a apretarla y desapretarla creando así el efecto que necesita Martina para mejorar su saturación.
- A prisa – exclama el paramédico golpeando con fiereza el cristal que nos separa con la cabina del conductor. – No tenemos mucho tiempo.
Yo mantengo mi posición. Mantengo la misión de intentar mantenerla con vida, aunque las esperanzas de vida caían estrepitosamente al igual que lo refleja la pantalla del monitor.
- ¿Qué ha pasado?
- Le dispararon. Solo vi que la dispararon – repito angustiada.
- ¿Alguna discusión? – pregunta la sanitaria.
- No, bajó de un coche oscuro y disparó a bocajarro.
- ¿Le viste la cara? – pregunta el otro paramédico.
- No, no le vi
El paramédico iba a decirme algo, pero la ambulancia frenó. Hemos llegado a la entrada de urgencias del hospital regional. Los paramédicos abren las puertas y, manteniendo mi posición encima de la camilla, tiran de la misma para sacarla del interior de la ambulancia.
Nos empujan y entramos en urgencias. Todas las miradas recaen en nosotros, pero yo solo veo caras borrosas porque de nuevo estoy llorando.
Pasamos una de las puertas y entramos en por un pasillo alargado. La enfermera jefa de la planta de urgencias nos recibe manteniendo el paso.
- Mujer de 34 años herida por arma blanca – informa el paramédico. – Saturación baja y braquicardia sinusal. La hemos intubado, pero no sabemos si el recorrido de la bala ha podido dañar algún órgano.
- Id al Box 4 – ordena la enfermera jefe. – García – llama a uno de los médicos – Toda tuya.
Nos meten en uno de los habitáculos y ya solo puedo ver caos. Muchas manos, muchas personas... Todas atendiendo a Martina. Todas intentando salvarla.
- A la de tres, destapona la herida – me pide García. Yo asiento. Mantengo toda mi atención. Intento tranquilizarme, tengo que estar atenta al médico.
- Una, - me mira y yo asiento. – Dos – continua. – Tres.
Destapono la herida y la sangre comienza a salir estrepitosamente. De nuevo, muchas manos trabajan en la zona. Me bajo de la camilla para dejarles espacio suficiente para trabajar, pero no me muevo de ahí. No puedo. Tengo que estar ahí con ella, no puedo dejarla sola. Se va a poner bien. Lo sé. Va a sobrevivir.
- Señora, no puede quedarse acá – me dice una de las enfermeras.
- Debo estar con ella
- Y lo estará, pero ahora debe dejarnos trabajar. – responde. – La acompañaré a la sala de espera.
La mujer comienza a empujarme sutilmente hacia el exterior. Antes de irme, miro por ultima vez a Martina postrada en esa camilla y envuelta de tubos.
- Vas a salvarte – susurro.
ESTÁS LEYENDO
⫷Resurrección⫸ {Saga Vivir o Morir}
FanfictionDespués de "Vivir o Morir", llega la segunda parte de esta historia de lucha, aprendizaje y amor. Benjamín Rojas es un cantante de éxito que la vida lo pone en su lugar en el momento culmen de su carrera. En ese instante, conoce al que será el amor...