Capítulo 31: Mejor Preparados que Nunca.

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Seré sincero, no soy el mejor, ni el más experto en este tipo de temas, pero me tocara actuar he ir mejoraron sobre la marcha, solo espero ella sea consciente de eso.

La emoción de Rena ya es más que notoria. El cómo sus profundos ojos me ven con anhelo y expectativa, no lo puedo arruinar ahora.

Guil: ¿Qué pasa con esa cara eh? ¿De verdad querías esto? –Pregunte para que ella se percatara de sus expresiones.

Rena: Yo...

Guil: Entonces si lo querías Jejeje perfecto, por un momento pensé que solo me estabas haciendo una broma bastante rebuscada. –Mentí para con mi mano libre tomarla del mentón. –Bien aclaremos unas cositas tú y yo. No me gustan las chicas que se portan mal. Las que se portan mal deben ser castigadas, mientras que si se portan muy bien, me encargare de recompensarlas. –Aclare para verla fija a los ojos. –Rena, ¿vas a ser una buena chica? ¿Hmm?

La tensión en su cuerpo despareció por completo, lo puse sentir claramente y solo vi como sus labios formaron una sonrisa boba mientras sus ojos brillaban.

Rena: Sí...

Guil: ¿Si, quién?

Rena: Sí... amo. –Afirmo mientras sus labios hacían una hermosa sonrisa.

¡AHHHHHHHHHHHHHHHHHH! vamos tu puedes, debes resistir por ella.

Ella se entregó tanto que sus orejas y su cola se manifestaron por su cuenta, y fueron los movimientos que hacían las mismas, lo que me decían lo feliz que en verdad estaba Rena.

Guil: Así me gusta. Pero. Como me metiste ese pequeño susto de la nada creo que te hace falta un pequeño castigo, y ya que estamos aquí, se me ocurre una cosa que hacer.

Sin decir más, camine halándola de su collar, a lo que no opuso resistencia porque en ningún momento esa cadena se tensó. Llegamos hasta donde estaban las mancuernas, unas en verdad pesadas mancuernas, la más liviana era de 80 kilos, pero tomando en cuenta quienes vivimos en esta casa, sin contar a Poka ya que a la niña le podría dar una hernia y aun no estoy del todo seguro de si Itachi podría, tal vez usando Chakra, podemos con ese peso. Debido a que Lia sabe jugar con la materia a su gusto, ni siquiera son muy grandes, la marca es lo que te dice cuanto en realidad pesa.

-Vamos a hacer un pequeño ejercicio, o mejor dicho, tú lo harás, mientras yo hago otra cosita.

No dijo nada, pero su cola sí. Tome las mancuernas de 150 kilos, y sin esfuerzo las levante y sostuve yo mismo unos segundos.

Guil: No, estas son muy ligeras. –Regrese a su lugar para tomar las de 250 kilos. –Hmmm estas se sienten mejor. Ten Rena.

Rena: Si... -Apresuro a tomar las pesas ella misma.

Se las entregue y vi como enseguida tuvo que hacer un poco de esfuerzo para sostenerlas. Ese es el peso adecuado.

Guil: Quiero que hagas 20 repeticiones con cada brazo, ¿no es mucho verdad?

Rena: No.

Guil: Por eso debemos hacerlo un poco más interesante, de lo contrario no sería un castigo.

Me pose detrás de ella pegando nuestros cuerpos mientras reposaba mi mentón por sobre su hombro izquierdo.

Guil: Puedes empezar Rena.

Como sería normal para su cuerpo, tomo la postura para hacer esos levantamientos y en cuanto hizo el primero, pues ambas manos sobre sus caderas y lentamente las fui subiente por su firme y algo marcado vientre hasta llegar a sus modestos pechos, firmes por su vestimenta.

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