Capítulo 11: Entrenamiento Forzoso.

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El llevar los días poco a poco se fue haciendo más y más cotidiano. Me acostumbre a estar en ese lugar, al igual que las chicas, Rena y Ángela venían un lugar similar por no decir el mismo, para ellas no debió ser tan complicado, pero para Aurora y para mí fue un poco diferente, nos tomó nuestro tiempo, pero a la final, dejamos de prestarle atención a esos pequeños detalles que antes nos eran demasiado resaltantes.

Me di cuenta de algo curioso poco después. Miia con las chicas es bastante seria y serena, pero déjenla sola conmigo y es la mujer más cariñosa del universo, no es que me queje, pero eso es sospechoso.

Con respecto a las chicas, Ángela a dormido cada día conmigo desde que llegamos, cada día, pero, creo que en dos o tres ocasiones, Aurora llego primero por lo que tuve que acomodarme en medio para que no hubiera una batalla campal en mi habitación, de las tres, la más tranquila es Rena, aunque a veces se me queda viendo raro, lo cual por sus ojos me da mucha incomodidad cuando lo hace, ya que ni desvía la mirada cuando se la regreso y no hace ningún tipo de gesto.

Desde el día siguiente que Ophanimon, digo, Miia me dio la espada, añadí a mi rutina matutina el aprender a cómo usarla, aunque es un poco difícil sin tener a quien me instruya además de que debo parecer un tonto abanicando una espada.

Aun siendo un novato, el instinto es el instinto, así que durante mis cacerías supe cómo moverme y usar mi espada y escudo para batallar con las bestias al punto que ya quedan muy pocos, pero en cambio monstruos de otra clase comenzaron a aparecer por todo el valle.

Aurora: Entonces... ¿qué son esos?

Rena: No sé, pero parecen de gelatina.

Ángela: ¿Hermano?

Guil: Son Slimes, la cosa es saber de dónde, literalmente podían ser de cualquier mundo mágico o juego.

Aurora: ¿Son difíciles de vencer?

Guil: Eso es lo que voy a ver, chicas mantenga la distancia, es bien sabido que estas cositas pueden disolver la ropa, ¿y no queremos eso cierto?

Las tres negaron ante eso, por lo que fui solo hasta el más cercano, y como un niño pequeño lo pique con mi espada a ver qué pasaba, este solo tembló ligeramente.

Guil: Eres adorable no lo voy a negar, pero no puedo dejar que anden por allí, ustedes son un peligro para los Digimon bebé y para las waifus Digimon, así que...

Le vi el núcleo y con solo apuñalarlo con mi espada, el slime entero se disolvió y ninguno de los otros tuvo mejor suerte.

Guil: Vayan en paz amiguitos...

La imagen mental de todas esas Digi-Waifus siendo atrapadas en tentáculos viscosos que desasían su ropa y se frotaban contra su cuerpo paso por mi mente un buen rato, al punto que tuve que sacudirla ara alejar esos pensamientos impuros de mí.

Esa misma tarde Miia me presento a un Digimon muy peculiar.

Miia: Me imagino que debes conocerlo, pero igual lo presentare, él es WereGarurumon, se ofreció a ayudarte a entrenar tu arte marcial Memo.

Guil: ¿Arte marcial?

WereGarurumon: He estado presente en el entrenamiento de las chicas que trajiste aquí, y si es cierto, ambas pelean muy bien, pero aún les falta para dominar su propio estilo, he intuyo ¿tú has estado aprendiendo de ellas?

Guil: Así es.

WereGarurumon: Por eso razón quiero ayudarte. También te vi pelear contras las bestias, te falta un estilo más rastrero, pelear como las bestias a las que enfrentaste.

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