Capítulo 38: El Arrepentimiento de un Invasor.

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Bitácora del viaje de entrenamiento.

Bien... llevo aquí 83 días... joder no sé cómo es que puedo decir eso con tanta ligereza. Bien, al punto, de alguna manera me le logrado mantener ocupado en este sitio. Es poco lo que he podido mejorar, pero he aprendido cosas nuevas, eso es lo bueno. Actualmente son las 5 de la mañana, hoy es el "gran día" de lo cual no tengo idea de lo que va a pasar, solo sé que todo el mundo en estos últimos días se ha estado preparando para este día, puede ser que las cosas al fin se empiecen a mover y entienda porque Lia me mando a este sitio.

Mi capacidad para los duelos mejoro mucho en este tiempo, desde aquella vez con Aster, no he perdido ni un solo duelo, lo cual no he dejado que se me suba a la cabeza en ningún momento, lo que si he notado, es que todos aquellos duelistas con los que tuve un duelo, deje de verlos por allí, puede que el Director, o como yo le digo, Doctor malito, los castigara, o los enviara a entrenar quien sabe dónde, la verdad el asunto no es de mi incumbencia ni me interesa mucho la verdad.

Extraño mucho a todos, y espero que estén bien. Dependiendo de lo que se vaya a hacer hoy, las coas podrán mejorar o empeorar aquí. Creo que eso sería todo por ahora, la verdad es muy temprano y no tengo mucho que decir, quizás en la noche o mañana sea más conversador con la bitácora. Es todo.

Fin de la trasmisión.

Guil: Lo mejor será que me prepare para salir.

Mientras me colocaba mi uniforme y acomodaba mi disco de duelo en su lugar, unos murmullos atrajeron mi atención, al ver el origen, las tablitas de oro y plata aún seguían durmiendo plácidamente en mi cama con toda la tranquilidad del mundo, como si esa cama fuera de ellas.

Guil: Cómo fue que deje que esto pasara... ah claro. No puedo controlar mis ganas.

Desde aquella noche donde le di a Gloria un pequeño "castigo", creí que ninguna de las 2 me molestaría más, pero joder que equivocado estaba. Al día siguiente ambas me ignoraban olímpicamente, lo cual dibujo una sonrisa en mi rostro, pero en la noche mientras me preparaba para dormir escuche el cómo tocaron a mi puerta, así que escondiendo mi sable de luz con mi mano izquierda abrí para encontrarme nuevamente con Gloria parada enfrente llevando un conjunto aún más tentador que el de la noche anterior, mientras me miraba fijo y respiraba un poco fuerte.

Guil: ¿Qué haces aquí, no eres consciente de lo tarde que ya es?

Gloria: Yo...

Guil: Vete a tu cuarto. –Queje cerrándole la puerta en la cara.

Creí que con eso bastaría, pero nuevamente me equivoque. Esa mujer empezó a tocar la puerta cada vez más fuerte, lo cual no me interesaba mucho hasta que dijo lo siguiente.

Gloria: ¡Si no abres la puerta, gritare muy fuerte y les diré a todos que me secuestraste y violaste!

Con lo loca que esta no dude que podría hacerlo, por lo que no me quedo de otra que abrir la puerta y jalarla adentro antes de cerrar otra vez.

Guil: ¿Qué es lo que quieres Gloria? ya deje a tu hermana en paz

Gloria: No he podido dejar de pensar en lo que me hiciste anoche... nunca me había sentido así antes... házmelo otra vez.

La cara que puse debió ser épica.

Guil: ¿Es en serio Gloria? –Pregunte viendo como asentía con anhelo.

Gloria: Por favor... lo necesito...

Guil: ...Haa... porque mi vida es así... Miia me maldijo cuando me dio mis habilidades... -Susurre al pasarme las manos por la cara. –Bien. ¿Harás lo que yo te diga sin siquiera rechistar?

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