EPÍLOGO

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Sufrir la pérdida de un ser querido es sin duda algo doloroso, pero llorar por segunda vez la pérdida de esa misma persona era simplemente indescriptible. La primera vez que Nam creyó perder a Hobi se sintió morir, había un vacío en su corazón que no podía ser llenado con nada. Pero ahora, no solo tenía un dolor emocional sino también físico. Sentía que su pecho era desgarrado desde dentro, su sangre circulaba por sus brazos como si se tratara de un ácido, quemaba. Y a pesar de ese tedioso dolor no podía olvidar ni un minuto que había perdido otra vez al amor de su vida.

Ahora, se encontraba aferrado al cuerpo sin vida de su amado exigiéndole que despertara, que abriera los ojos y le dijera que todo se trataba de una pesada broma, pero no, por más que desgarró su garganta aquel cuerpo no dejó de sentirse frío y tieso.

Por otro lado, un pequeño Min Ho se mantenía aislado de todos. No hablaba, no lloraba, no hacía nada más que ver fijamente al suelo mientras escuchaba las dolorosas quejas de su padre que se negaba a soltar el cajón en el que yacía su omega esperando ser cremado. Un gran revoloteo que decidió ignorar porque la mezcla de sentimientos que tenía en su interior lo mantenía aturdido.

-Te estaba buscando- Kwan Soo llegó a su lado un poco agitado por haber corrido tanto. -¿Estás bien?

-...

-Eres mi hermano, Min Ho. Haría cualquier cosa por ti ¿No puedes llorar hoy? No te preocupes, está bien. Yo voy a llorar por ti- Kwan Soo abrazó a Min Ho y comenzó a llorar a moco tendido. Era muy pequeño, pero podía entender perfectamente la situación por la que estaba atravesando su amigo. Era consciente de que Min Ho iba a sufrir la pérdida de su papi por mucho tiempo, pero la cosa es que él no permitiría que estuviera solo. Compartirían el dolor y así alivianarían las cargas o por lo menos eso pensaba, y al parecer no estaba tan errado porque las lágrimas de Min Ho comenzaron a salir tan tempestivamente como la tormenta que hacía presencia desde que Hobi había abandonado este mundo.

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-Hijo, no me pidas que te deje solo- Reclamaba Soji, pues luego del sepelio de Hoseok Namjoon le había suplicado que se fuera de su casa.

-Solo por hoy papá- Sollozó. -Solo esta noche déjame hundirme en mi miseria, ya mañana recobraré mis fuerzas y volveré a ser el líder de la manada Lunar.

-¡Yo no necesito a un maldito líder! ¡Yo necesito a mi hijo y Min Ho necesita a su padre!

-Lo sé y no voy a hacer algo estúpido, pero en este momento estoy tan deshecho que no tengo la fuerza suficiente para ver a la cara a mi hijo y decirle que todo va a estar bien. Por favor papá, solo será esta noche.

Una noche se transformaron en tres. Namjoon Se encerró en su casa ahogándose con litros de alcohol y aunque su familia intentaba animarlo, nadie podía sacarlo de ese estado tan decadente en que se encontraba.

Todos querían ser comprensivos, pues entendían lo doloroso de la situación. Sin embargo, había un pequeño que esperaba poder volver a su casa para que su papá lo arropara y le leyera un cuento antes de dormir. Sus abuelitos lo mimaban mucho, no se quejaba, pero él a quien quería tener en este momento a su lado era a Namjoon.

Con esto en mente, Min Ho salió de la casa sin importar que afuera no parara de llover. Metió su cuaderno de dibujo bajo sus camisas para protegerlo del agua y así echar a correr. Ya en su verdadera casa, se encontró con que la puerta estaba cerrada con seguro así que no tuvo más opción que colarse por una ventana.

Adentro todo estaba oscuro, solo se podía escuchar el interminable llanto de Namjoon proveniente de la sala. Empapado, Min Ho fue a buscarlo, paralizándose en el momento en que vio a su padre con una botella rota apuntándola contra su propia muñeca, perdiéndose ante la idea de si debía terminar o no con su sufrimiento.

SUPERLUNA (NamSeok/VKook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora