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Después del incidente del sushi, Oliver se había dado cuenta que su sensibilidad por los olores había despertado, aquellas comidas que tenían olores muy fuertes le daban ganas de vomitar, era desesperante, porque en cualquier momento cuando menos lo esperara las náuseas llegarían a él. 

Gracias a eso empezó a dejar de usar neutralizadores, pues su olor parecía hacer que los demás olores no resultaran tan desagradables. En su dormitorio lo dejaba fluir libremente, incluso él mismo lo soltaba, pero cuando estaba en clases trataba de utilizar menos neutralizadores, para que las demás personas no pudieran notarlo pero él si. 

Las cosas habían estado bien, a excepción del día que vio que el bolso de Ben había regresado. Su amigo le explicó que estaba en la sección de objetos perdidos en la facultad de ingenierías y que Alan se lo había traído. 

Todo era normal hasta que en la noche soñó algo relacionado a eso. 

Solo sería entregarle el bolso a su amigo, lo necesitaba. 

Subió y bajó escalas, se sentía cansado, no lo encontraba por ningún lado, iba a buscar una última vez y si no lo hallaba se devolvería al dormitorio. 

Se había despertado agitado y aunque no quería sacar conclusiones rápidamente, sintió que por algún motivo, cada que mencionaban algo respecto a esa fiesta tenía un sueño similar, un tipo de recuerdo, pero que al final no lo llevaba a ningún lado. 

La semana había sido tranquila, lo realmente estresante iba a ser la semana que venía, pues ya empezaba la temporada de exámenes. 

Los cuatro omegas a los que les dio la tutoría resultaron ser muy amigables y también estudiosos, se habían estado reuniendo para hacer trabajos juntos y todos aportaban, contaban historias y se reían, también hablaban por el grupo de chat que tenían y habían quedado en reunirse la próxima semana para estudiar para los exámenes, pues tenían todas las materias juntos. 

Oliver agradecía que decidieran no reunirse el sábado, pues tenía tutoría con Leonard y sentía que quedaría demasiado cansado como para ponerse a estudiar tantas horas. 

Ahora se encontraba en su dormitorio, esperando que Leonard llegara para comenzar con una nueva tutoría, necesitaba disculparse con él tras haberlo prácticamente echado del dormitorio después de que le dijo que a él también le gustaba el sushi, y es que le gustaba, pero al parecer a su hijo no, y en este momento quien decidía que llevarse o no a la boca parecía ser el bebé. 

Sintió la puerta ser tocada, por lo que se paró del escritorio y se dirigió a esta para abrirla, allí estaba el alfa quien al mirarlo sonrió solo con los labios.

--Pasa y siéntate-- dijo el pelirrojo.

Leonard entró pero se quedó paralizado por un momento, ¿Por qué olía así? 

--¿Qué pasa? -- preguntó el omega.

--Nada, ¿Cómo estas Oliver? ¿Te sentiste mejor el sábado? Ya sabes, después de lo del sushi -- sintió sus mejillas enrojecer. 

--Ya, bueno, lamento eso -- se rascó la nuca mirando al alfa. -- Al parecer tenía indigestión, pero solo fue eso...disculpa por sacarte así como así.

Leonard se sentó en la silla y negó con la cabeza.

--No hay problema, era una situación de urgencia, si ese sushi seguía ahí te hubieras puesto peor. 

Oliver rio, contagiando así al castaño, para después sentarse él también y empezar con la tutoría, lo bueno era que Leonard estaba entendiendo todo y gracias a eso ha estado entendiendo las clases que ha dado la profesora en los últimos días, lo cual es importante ya que la semana de exámenes empieza desde el lunes, y necesita sentirse preparado. 

Coincidencia - OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora