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Thomas

Varios días habían pasado desde aquella fatídica reunión con Trevor.

Decir que no lloraba todos los días era mentira, pues cada día, de sus ojos salían lágrimas por el dolor y la rabia.

Dolor por terminar con aquel omega que tanto amaba, rabia por la vida que le tocó llevar gracias a su padre.

Y tal vez lo llamaran desagradecido, pues tiene "todo" y el dinero antes le sobra.

Pero no tiene libertad ni decisión sobre si mismo.

Cuando era un niño, anhelaba el amor de su padre, el cual nunca llegó.

Cuando era un adolescente empezó a acostumbrarse a qué nunca iba a ser suficiente para él, y que simplemente, este jamás lo iba a querer.

Pero ahora, ahora sentía que lo odiaba, y que era un cinismo que quisiera controlar toda su vida cuando nunca estuvo presente para él ni física ni emocionalmente.

Porque ese alfa se encargaba de destruir cada cosa que le daba felicidad.

Incluso ni siquiera le dejó escoger lo que verdaderamente deseaba estudiar.

La administración no era algo que le molestara, pero no lo movía y tampoco lo apasionaba.

Lo que si le apasionaba era la danza, bailar, enseñar.

Pero para su padre, era una estupidez.

Porque para él, nada de lo que hacía Thomas valía la pena.

Durante esos días no había perdido el hábito de escribirle cartas a Trevor, tal vez el omega nunca las fuera a leer, pero así se desahogaba un poco y de cierta forma sentía que todavía hacía parte de su vida.

Respecto a Dennis, no había vuelto a salir con él.

Uno, porque su ánimo no se lo permitía.

Dos, porque al parecer el alfa estaba ocupado.

Pero tal y como si lo estuviera llamando con la mente, un mensaje entró a su celular.

Y hablando del rey de Roma.

Hey, Thomas, ¿Te gustaría salir hoy? Tengo algo importante que decirte, de verdad es importante.

Thomas iba a contestar que no quería salir y que gracias por su ofrecimiento.

Pero no podía quedarse encerrado en su casa todo el tiempo.

Y si todo el día iba a sentirse mal, pues al menos salir con Dennis lo distraería.

Está bien, pasa por mi en media hora.

(...)

Oliver

Después de su cita con la ginecóloga, su madre lo invito a comer una ensalada de frutas con helado.

Oliver se la comió con mucho gusto.

Porque comer mientras se está feliz era uno de los placeres de la vida.

Luego en la noche tuvo su videollamada con Leonard.

Le contó como todo había salido bien, mostrándole también fotos de la ecografía.

El alfa sintió orgullo en su pecho por alguna razón que desconocía, se sentía demasiado feliz de saber que el pequeño de Oliver estaba bien.

Coincidencia - OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora