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Andy

El vidrio del auto fue tocado, Andy, con manos temblorosas solo hizo lo que su instinto le pedía.

Abrir la puerta.

Cuando lo hizo, uno de los tipos lo sujetó con fuerza del antebrazo, mientras otro colocaba la navaja en su cuello.

Tragó grueso.

--Muy bien, haremos lo siguiente omega bonito -- dijo el que tenía la navaja contra su cuello -- Tu nos vas a entregar el carro, absolutamente todo lo que tengas, collares, celular, llaves, y finalmente, te irás corriendo.

Andy asintió asustado.

El sujeto que tenía la navaja contra su cuello lo soltó, mirándolo fijamente.

El omega, con manos temblorosas se quitó la cadena de oro que tenía en su cuello, al igual que la que tenía en su mano.

--¡Apúrate! -- gritó uno de ellos al ver que tenía dificultad en quitarse la pulsera.

Andy comenzó a llorar, terminando de quitársela después de unos segundos.

--¿Dónde está lo demás? -- dijo esta vez quien tenía su antebrazo agarrado.

--T-todo e-e..sta e-en el c-coc-che -- respondió como pudo.

El que antes le apuntaba con la navaja, ahora había agarrado su otro antebrazo, mientras que el otro sujeto lo soltaba para ir y mirar dentro del carro.

Quedándose solos el alfa y él, pudo sentir como este barría su cuerpo con una mirada morbosa, provocándole náuseas.

Miró hacia abajo, notando que el tipo había soltado la navaja.

--Estas muy bonito -- se acercó el alfa a susurrar en su oído.

Sintió su cuerpo temblar aún más, y luego, una mano posicionarse en su trasero.

Era ahora o nunca.

Cómo pudo, levantó su rodilla y le pegó en los genitales al tipo que lo tenía agarrado, provocando que jadeara de dolor y lo soltara.

Iba a correr, como nunca, pero el otro alfa, que al parecer había terminado de mirar su carro, se acercó y le propinó un golpe que le hizo sangrar la nariz.

--¡Maldito omega! -- iba a sentir otro golpe, pero con las pocas fuerzas que le quedaban, solo atinó a devolverle el puño al tipo que lo golpeó.

Y notando cómo se tocaba la cara por el dolor, salió corriendo lo más rápido que pudo.

Con la nariz sangrante, su ojo palpitando y sintiéndose mareado, pero con sus piernas moviéndose a como de lugar, producto de la adrenalina.

(...)

Oliver

Habían quedado de reunirse en una cafetería cerca a la escuela, Oliver la conocía prácticamente desde que nació, por lo que no le fue difícil llegar.

En realidad, nada era difícil de llegar en su pueblo, sobretodo si lo conocía desde siempre.

Al llegar, notó que estaban algunas omegas, pero no todas, por lo que se acercó y estas le sonrieron.

--¡Hola Oliver!-- dijo Darcy, una omega bastante extrovertida.

--Hola chicas -- respondió sentándose -- ¿Cómo están?

--Muy bien, aquí esperando a las que faltan -- dijo esta vez Sophia, otra de las omegas. -- ¿Y tú cómo vas? ¿Cómo va ese pequeño bebé?

Oliver se sintió sonrojar al escuchar a su bebé ser mencionado.

Coincidencia - OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora