30: Verdades

8.2K 391 13
                                    

René

Un fuerte estruendo hace que me levante de golpe. Jackson esta dormido sobre mi pecho mientras rodea mi cintura. Hasta dormido es posesivo.

Tocan la puerta y caigo en cuenta que eso es lo que escuché antes. Salgo de la cama con un poco de dificultad por Jackson que se aferra a mi aunque esté dormido pero termino ganando.

Voy hasta la puerta para abrirla y me encuentro a una desesperada Jennie. Me recorre con la mirada antes de hablar.

—Voy a ignorar que solo llevas puesta la camisa de Jackson porque te necesito —habla—. Luego hablaremos de que tuviste sexo con Jackson.

—¿Tan obvio es? —pregunto.

—Si, lo es. Pero ahorita te necesito para mi —dice y frunzo el ceño antes de colocarme el pantalón de ayer con la camisa de Jackson que ya llevaba y la sigo afuera.

Salimos hasta el estacionamiento donde hay algunos árboles entre los autos.  El viento golpea mi rostro y huele a tierra mojada. Hay muchos autos de quienes supongo son chicos y chicas  que estaban en la fiesta.

—¿Me vas a decir que sucede? —pregunto cruzándome de brazos.

—Edgardo me dijo que me amaba —balbucea.

—De acuerdo....¿y cuál es el problema? —indago.

Jenn se gira para mirarme.

—El problema es que él me ama y tenemos menos de seis meses para separarnos, René. Él será medico y estoy muy orgullosa pero van a ser más de ocho años y....yo no creo en las relaciones a la larga distancia. Él se va a Stanford y yo a Londres contigo.

—Jenn, ¿no fuiste tú quien me dijo que debía pelear y creer en mi misma?

—No es lo mismo. Tú y Jackson se comían con la mirada y solo necesitaban de un empujon para ser felices. Edgardo me dijo que me ama y yo me congelé, no le correspondí y no sé si tengo novio en este momento —solloza.

—Tranquila —me acerco para darle un abrazo—. Si de verdad se quieren, van a volver a encontrarse en un futuro o van a poder con la distancia.

—Si, claro —dice con sarcasmo.

—Ten fe.

—Yo no creo en nada.

—Como digas —contesto en el mismo tono que ella uso antes.

***

La puerta cerrándose hace que me despierte.

Desayunamos en el hotel y luego nos dividimos para volver. Esta vez solo nos venimos Jackson y yo en nuestro auto mientras los demás se fueron en el de Edgardo. Me dormí al instante en que entré al auto.

Jackson tiene una bolsa blanca en la mano donde distingo una botella de agua. No sé que más compró hasta que observo que estamos frente a una farmacia y él saca la pastilla de la bolsa junto a la botella.

—Toma —me la entrega mientras me estiro—. Ya desayunaste por lo que no te va a caer pesada.

Asiento y se la tomo llevándola a mi boca y me tomo el agua.

ERES MI PERDICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora