34: Sanar

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René Saldivar

—Doctora, la necesitan en urgencia —me llama Mike y reniego en voz baja. Se supone que ya debería estar en mi apartamento.

—¿Y ahora qué? —me volteo hacia él. Su estado no es mejor que el mío, ya perdí la cuenta de cuantos días llevo en el hospital.

—La doctora Elise lleva cuatro horas en cirugía, en emergencia hay una paciente con treinta semanas de embarazo que necesita consulta.

—¿Qué solo Elise es de obstetricia? —reniego.

—Solo usted está libre....

—Bien. Vamos a emergencias —me rindo. Solo haré esa consulta y luego me iré a casa a descansar tranquila.

—Se ve muy linda embarazada, por cierto —me halaga mi interno. Suelto una leve sonrisa porque es un pequeño detalle, unas pequeñas palabras que me hacen subir el animo.

Nos metemos en el ascensor y agradezco que las puertas de este se cierran rápido porque logro ver a Jackson y si este me viera a mi aquí, se cabrearía muchísimo porque para él, yo ya estoy en mi apartamento y en mi quinto sueño. Probablemente esté siendo un poco irresponsable pero este es mi trabajo y no puedo ser descuidada.

Echo alcohol gel en mis manos luego de apresar mi cabello largo en un moño bajo un poco desastre pero que cumple su función. Las puertas del ascensor se abren y el casual caos de emergencia queda frente a mis ojos. Hay personas corriendo de aquí para allá y otras gritando pidiendo cosas o llamando a alguien.

—Sigame —me pide Mike y lo sigo hasta una sala de emergencia privada. Una chica pelirroja me recibe y el que supongo es su esposo está a su lado tomando su mano.

—Hola —saludo colocándome los guantes—. Soy la doctora Ev.... Saldivar y seré quien te revise —sonrío y la pareja me devuelve la calida sonrisa.

—Cloe Presley, veintinueve años. Admitida luego de haber sufrido una caída en el trabajo, su pie está fracturado por lo que llamé al doctor Andrew y necesita una consulta de obstetricia por su embarazo de treinta semanas. No es alérgica a ningún medicamento y ya se le suministraron algunos para calmar el dolor—me informa Mike.

—Doctora, hace un rato que mi bebé se movió como loco y ahora ya no se mueve más —me dice aterrada.

—No te alarmes, puede que solo esté teniendo compasión por mamá —intento bromear y eso la relaja bastante haciendo que sus latidos estén a un rango medianamente normal.

Tomo el bote de gel para poner sobre su vientre y preparo el ultrasonido para ver al bebé. Andrew llega para encargarse de su pie y trabaja en él mientras mantengo mi rostro parcial aunque mi bebé esté pateando como loco.

—Lo siento, ¿pueden darme un momento? —les pregunto y ellos asienten entendiendo que es por mi bebé.

Salgo apresuradamente de ahí con las lágrimas atoradas en mis ojos y me meto en el primer lugar vacío que encuentro. Intento controlar mi respiración y las patadas de mi bebé cuando escucho que la puerta se vuelve a abrir.

—¿Todo en orden? —me pregunta Andrew con un claro tono de preocupación.

—No.... —dejo salir una lágrimas aunque me haya jurado no hacerlo más—. Esa pareja.... está feliz.... bromeando y no saben aún que su bebé está muerto —explico—. Él.... se ahorcó con el cordón umbilical y ahora ya no....

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