01: Nuevo inicio

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René Saldivar

Me quito la cofia despeinando mi cabello en el proceso, me siento en las primeras sillas pegadas que encuentro luego de salir del quirofano. Tuve una cirugía de emergencia de diez horas por un niño que estaba muy mal y tuvo varias complicaciones. Un turno de cuarenta y ocho horas más las diez extra de la cirugía me han tenido despierta por más de dos días y mi cuerpo ya no puede más de tanto cansancio. Lo que necesito es llegar a casa y dormir por mucho tiempo antes de que mi turno empiece de nuevo.

—Me pregunto como sigues viva de tanto trabajar y no vivir nada —la voz de Andrew hace que levante la cabeza. Mi amigo se sienta a mi lado acariciando mi hombro.

—Me pregunto porqué usas cofia si no tienes cabello —ataco y suelta un risa ronca muy característica de él.

—Hablo muy enserió, deberías de dejar de trabajar tanto y vivir un poco que la vida es corta y tú más que nadie deberías conocer eso —regaña.

—Deja de regañarme que no eres mi padre —gruño.

—Por cierto, la loca de tu amiga esta en cafetería, te está esperando —Sé que habla de Jenn. Ambos no se llevan muy bien porque Andrew cree que Jennie está loca por su forma de ser y ella no lo quiere porque la molesta mucho.

—¿Que será tan importante como para que Jenn venga hasta aquí si odia los hospitales y odia la cafetería? —pregunto.

Y no la culpo, amo el hospital y ya estoy acostumbrada a él pero odio la cafetería, la comida es fea y no soy la única que cree eso, todos prefieren comer fuera o traer su propia comida que comer aquí. Normalmente solo los internos comen aquí porque apenas tienen tiempo de salir o doctores que si les gustan esa comida.

—Mejor ve a ver de que se trata —me alenta Andrew y me levanto de la silla aunque no sienta mis pies.

—Te veo luego —paso mi mano por su cabeza calva.

—Ajá.

Lo dejo ahí y empiezo a caminar hasta los ascensores y tengo la suerte de que unas enfermeras están saliendo y entro de una vez presionando el botón del primer piso donde esta recepción, cafetería y muchas cosas más.

Llego hasta el primer piso, las puertas del ascensor se abren y salgo caminando hasta la cafetería, busco a Jenn con la mirada y la encuentro en una mesa de dos sillas con la vista pegada al celular y varios doctores la miran porque Jenn es una mujer hermosa y eso nadie lo puede pasar desapercibido.

Jennie cortó su cabello y le llega a los hombros, siempre lo tiene perfectamente ondeado y viste muy formalmente lo que la hace ver muy bella. Debo admitir, tengo una amiga muy hermosa y a Edgardo se le caería la baba si la volviera a ver.

—Hola —caigo en la silla frente a ella haciendo que me mire y haga una mueca.

—Te ves fatal —señala algo que ya sé.

—Llevo cincuenta y ocho horas despiertas y solo me mantengo con café y duchas frías, ¿que esperas? —reniego—. En cambio a ti, ¿cómo estás tan perfecta siendo de madrugada?

Sonríe removiendo su cabello.

—Que te digo, soy así -apoya los codos en la mesa—. Tu padre me ha estado llamando porque no logra contactarte.

Rasco mi frente.

—Si, es que dejé mi celular personal en los vestidores y no he ido a ver -cruzo mis brazos y mis piernas—. ¿Que sucede?

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