René Saldivar Evans
Tomo a Dan entre mis brazos cuando llega a mi abrazándome sin dejarme mucho tiempo a procesar la palabra que gritó hace unos segundos.
Por inercia me giro a Jackson y solo se encoje de hombros dandome a entender que a él no le molesta.
—Hola, Dan —el niño saca su rostro de mi cuello y me mira con sus hermosos ojos azules.
—¿No te molesta que te llame mamá? —pregunta levantando ambas cejas.
Abro la boca sin saber que responder y Abe se pone frente a mi a espaldas de Dan moviendo la cabeza y haciendo señas para que no diga que no me molesta, como si de un niña se tratara.
—No.... —logro decir y una sonrisa se forma en su rostro volviéndome a abrazar.
Siento que todo va muy rápido y que en cualquier momento todo puede pasar.
—Vamos, te dejaré en casa y luego debo ir al hospital —Jackson colocando una mano en mi espalda baja dejando un beso en la frente de Dan en modo de saludo.
○○○
—No —niego haciendo que Dan haga un puchero.
—¡¿Por qué no?! —se queja dejando los juguetes de lado.
Fui al hospital donde recibí muchas felicitaciones y revisé si ninguno de mis pacientes había muerto en manos de ineptos internos. Gracias al cielo, nadie murió y eso me tiene de buen animo. Todos mis pacientes están estables y volví a la casa de Jackson luego de terminar mi guardia. Mi esposo no estaba aquí cuando volví y Dan quería que jugara con él así que gracias a eso me encuentro en el piso jugando y con una ahora Dan enojado.
Por inercia, iba directo a mi apartamento pero Abe nos trajo a la casa de Jackson y es no puedo llamarla mía si yo no he aportado nada a ella. Me explicaron que Jennie y Susan se habían encargado de trasladar todas mis cosas aquí.
—Daniel, desayunaste pastel de chocolate según lo que me dijo Jenn, dejé que almorzaras hamburguesa —sigo mientras se rasca la cabeza—. No dejaré que pidas una pizza para la cena.
—¡Quiero pizza para la cena! —gritan en la entrada haciendo que cierre los ojos.
—¡Si! —chilla Dan yendo a donde está su padre.
—¡He dicho que no! —grito y Jackson frunce el ceño a mi dirección abrazando a Dan.
—¿Por qué?
Bueno. Si respondo porqué, se va a cabrear por haber dejado que Dan almorzara hamburguesa y tampoco le gustará que Jenn le haya dando pastel para desayunar.
—¿Pizza?
—Si —contesta Jackson y solo me encojo de hombros por lo que él llama para pedirla.
Dan corre hasta mi sentándose en mi regazo.
—No te enojes, mamá.
—Ajá —entrecierro los ojos. Empieza a reír cuando le hago cosquillas y sale huyendo.
No veo a Jackson por ningún lado por lo que dejo a Dan viendo la película animada que ve y yo subo las escaleras a cambiarme y ponerme mi pijama. Encuentro a Jackson sentado en la cama cuando entro a la habitación y dejo un corto beso en sus labios a modo de saludo antes de buscar mi pijama. Frunzo el ceño al ver que no hay ninguna de mis pijamas de algodón que son dos o tres tallas más grandes que las mías. En cambio, hay pijamas de sedas en colores sobrios, rojo y blanco.
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ERES MI PERDICIÓN
Storie d'amoreRené y Jackson han sido mejores amigos desde que tienen cinco años gracias a que sus padres son muy unidos. Los chicos van creciendo y sus sentidos lujuriosos también. ¿Como tomarán la situación cuando estos deseos carnales empiecen entre ellos si...