Rateel Maddcro
La mañana siguiente mi cabeza se siente pesada, muchas cosas en poco tiempo me provocan una especie de bruma y me hace sentir saturada. Encontrarme en medio de un tiroteo donde de pronto me veo envuelta con la mafia rusa y la de Chicago, para después descubrir que mi jefe y sus hijos también pertenecen a ella.
Aparentemente siempre he estado a la vista de todos y yo ni enterada, debí haber investigado a mi jefe desde el principio. Tantos años intentando pasar por debajo del radar para descubrir que fue en vano "increíble". Si no hubiera sido por mi intervención, tal vez nunca me hubieran puesto un ojo encima y no tendría que estar lidiando con imbéciles siguiéndome a todos lados.
Llego a la empresa y cuando estoy a punto de entrar, veo llegar al señor Jazub de una camioneta y dos más se estacionan detrás, solo de una bajan los guardaespaldas mientras que la otra se queda en su sitio. Me quedo en mi sitio pensando en cómo será todo a partir de ahora, es decir, sé su sucio secretito, tal vez ahora todo sea...
- ¿Entramos Ra? – me sobresalto al escucharlo – ¿estás bien, cariño?
- Si, lo siento, solo estaba pensando – le ofrezco mi mejor sonrisa, aunque en mi interior haya un enorme desastre.
Voy en camino a mi oficina y a la distancia me percato que Sabina no está, lo cual es raro ya que cuando yo llego ella ya está aquí. Llego a la puerta y antes de poder tocar el pomo si quiera, un olor débil llega a mí, uno que la noche anterior quedó en mi apartamento "uno que me encantó".
- Supongo que si tienes complejo de Santa Claus – menciono al entrar recargándome en el marco de la puerta viéndolo sentado en mi lugar.
- Tanto tiempo sin vernos, ¿Cómo amaneciste? – me sonríe poniéndose más cómodo.
- No tanto tiempo como me gustaría, ¿te paras de mi silla? Estoy cansada – me acerco y me detengo a un lado del escritorio.
- Quería ver de cerca a Erick, Alicia y Fernanda – mi piel se eriza cuando lo veo tomar el marco de la foto sobre mi escritorio – bonita foto, se ve que son muy unidos.
- No, a ellos los dejas fuera de esta mierda ¿te paras o te paro? – su sonrisa se borra, me regresa la mirada seria.
Deja la fotografía en su lugar, se pone de pie y se coloca frente a mí, aún con mi 1.75 tengo que verlo hacía arriba y sé que lo está disfrutando, lo veo en sus ojos, "sí que la bestia es grande".
- Deberías comenzar a tenerme más respeto, ¿no crees? – por su mirada, sé que intenta intimidarme, pero para eso falta mucho.
- ¿Por qué debería? ¿Huh? – me acercó más a él – ¿quién eres tú?
El ambiente comienza a sentirse pesado, y no sé en qué momento respirar se volvió tan difícil. A pesar de lo que he dicho, lo único que recibo a cambio es una sonrisa ladeada y eso me ha dejado algo perdida.
- Ya veremos – murmura por lo bajo – cuando salgas del trabajo iremos a cenar, tenemos cosas que resolver tu y yo, no es pregunta.
Sale de mi oficina sin darme oportunidad a decir más. Respiro hondo y suelto un suspiro ruidoso, no importa realmente, aunque me hubiera negado, tarde o temprano tenía que suceder.
Caleb Jazub
Son las 18:00 cuando la veo salir, abro la puerta del copiloto y una vez que ella está dentro me voy a mi lado. Tengo que admitir que el pequeño enfrentamiento que tuvimos esta mañana en su oficina fue sumamente emocionante, no soy fan de que me falten al respeto, pero ella lo hace increíblemente interesante. Aunque mi polla haya tenido que pagar por ello.
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Krovozhadnyy
ActionLo dicen los adultos y por consecuencia nosotros: la vida es una montaña rusa. Por la momento estas yendo de fiesta con tus mejores amigos, y en un dos por tres estas en medio de una balacera sin saber que el destino te iba a hacer una pésima jugada...