CAPÍTULO 32. LOBO

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Caleb Jazub

1 hora después

Debería ser malo que me asustara el momento en que se desvaneció en mis brazos, también el que tuviera que secuestrar a un médico porque ya no estaba en sus horas de servicio para que la revisara. Debería ser malo el sentir un peso caer en mi pecho al ver sus ojos rojos, pequeños pero llenos de tristeza, miedo, enojo y rabia.

"Debería, debería, debería".

Y ahora estoy obedeciendo una orden. Una jodida orden. Yo no debería estar obedeciendo un carajo, soy el maldito Boss, no un puñetero mandadero.

- Escuchen – me encuentro en el área especial que tenemos para las reuniones de la organización, la cual ocurre en otra de mis casas – muevan contactos, maten personas o torturen al mismo presidente si es necesario, pero quiero información sobre Erick Bodoy y Dave Smith para ya.

- A la orden, mi Boss – responden al unísono y se retiran.

-&-

Han pasado 8 horas, no tengo información sobre el secuestro y tampoco de ella, quitó el puto rastreador del auto y me inquieta no saber dónde está. Son las 18:30 horas cuando mando a Alexander y Eiden a buscarla por las calles junto a varios hombres más, no tengo la menor idea de a dónde pudo ir o con quien, cosa que me enerva.

Estoy en mi despacho revisando las entregas cuando escucho unos pequeños toques seguidos en la puerta, cuando voy a responder se detienen y no se vuelven a oír. Vuelvo la vista a los papeles cuando vuelven a tocar, concedo la entrada y por la puerta aparece Mikelson "joder, olvidé que seguían aquí".

- ¿Qué ocurre? – pregunto parándome de mi silla y acuclillándome frente a él.

- ¿Dónde está Tel? – su ceño está hundido y yo no sé de quién habla.

- ¿Rateel? – asiente – no está, se fue – guardo silencio en cuanto sus ojos se cristalizan "¿qué mierda?".

- ¿Ya no volverá? – hace un puchero y maldigo en mi interior, odio a los niños llorones.

- Va a volver, solo fue a hacer un encargo – se limpia los ojos y lo encamino a la puerta – le diré que vaya a verte en cuanto llegue, ve a dormir.

Lo veo subir las escaleras y espero 5 minutos más para asegurarme que no regrese. Saco mi teléfono para llamarla de nuevo, la he llamado más de 15 veces y siempre me cuelga la puta llamada. Al segundo tono escucho a alguien luchando contra la cerradura de la puerta y cuando me acerco, esta se abre dándole paso a un muy ebria Rateel con mirada sonriente "ah, qué bonito".

Tiene una botella de tequila en la mano y en la otra su sudadera dejando ver una blusa negra escotada. Afuera estamos a -15°. En cuanto nota mi presencia, su sonrisa se hace sospechosamente más grande y viene a mí con pasos torpes.

Cuando reacciono estoy aprisionado entre sus brazos. Pongo mis manos en su cintura por reflejo y un olor extraño llega a mi nariz.

- Mi bestia favorita está aquí, hace mucho que no te veía – se separa de mí, me mira y es cuando noto algo raro "¿acaso ella...?" – ¿me extrañaste? Porque yo sí, aunque seas un grano en el culo.

- ¿Acaso estás drogada? – le pregunto y ella se ríe.

- Obvio – acerco su sudadera y efectivamente huele raro – solo fumé un porro y ya, también bebí demasiado tequila.

- Y dejarás de hacerlo – le arrebato la botella y la aviento contra la pared a mis espaldas, en cuanto giro, Rateel me mira enojada.

- ¿¡Por qué carajo hiciste eso?! – me grita y antes de poder hablar, ella me interrumpe – no estoy tan ebria, conduje perfectamente hasta acá y...

KrovozhadnyyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora