Rateel Maddcro
El labio me palpita y apenas lo toco el dolor me hace sisear, ese bastardo me golpeó verdaderamente fuerte. La camioneta se dirige a una ruta diferente de la mansión por lo que me pongo atenta ante el cambio. Todos estamos en silencio y el ambiente es tenso, lo que pasó en el club no debió de haber ocurrido, esa es una realidad y me hace poner las cosas en perspectiva.
Nadie entra o sale de un territorio tan bien cuidado, vigilado e incluso protegido como el de Caleb sin invitación o sin que él se entere. El traidor definitivamente sabe lo que hace, debe ser alguien que ya tenga tiempo en la organización, la pregunta que me persigue es, ¿Por qué actuar hasta ahora y no antes?
La camioneta se detiene afuera del edificio donde está la sede principal del lugar donde trabajo, y también donde fue mi preciada presentación "sip, estamos sarcásticas".
- Creí que iríamos a la mansión – digo en voz alta a nadie en particular.
- Tenemos cosas que discutir primero – me responde Eiden a unos pasos por delante de mí.
Bueno, eso ha quedado más que claro.
Nos adentramos al elevador los cuatro dejando a los escoltas en el primer piso custodiando los elevadores en caso de que hayan decidido seguirnos o atacarnos aquí. Estoy detrás de Caleb y he de decir que ha estado callado desde que salimos del club, su rostro es indescifrable y su respiración es calmada.
Supongo que sabe cómo mantenerse tranquilo.
Salimos y entramos a la que supongo es la oficina de Caleb. En lo que todos los demás van a servirse tragos, yo me pongo a fisgonear por todos lados. Su oficina es un tanto sobria, los colores son tranquilos y para nada llamativos. Literalmente este lugar es su reflejo.
Vigilo que estén de espaldas a mí todavía y paso mis dedos por debajo de la mesa de centro para ver si no hay micrófonos, reviso detrás de los sillones y cualquier superficie donde puedan colocar algo.
- Deja eso – oigo la voz de Caleb y me pongo rígida – nadie abre esta puerta sin un código.
- Pero pueden hackearla – me doy la vuelta para verlo venir hacia mí – sería fácil entrar.
- No sin enviarme una alerta por los sensores de movimiento – me entrega un vaso con un líquido marrón dentro – créeme, mi oficina es segura.
Me da la espalda y se sienta en la silla de su escritorio. Viéndolo desde aquí, parece estar en su elemento. Mires por donde lo mires, Caleb destila pura imponencia. Es como un rey viéndolo todo desde su trono, pero lo que un rey tendría de benevolente, Caleb lo tiene de malvado.
¿Quién demonios quiere un héroe correcto cuando puede tener a su villano cuestionable? Exacto, gente complicada. Como yo.
La garganta se me seca cuando me atrapa viéndolo y giro la cabeza a otro lado cuando me sonríe ladino. Le doy un trago a mi vaso y en seguida ahogo una tos. "Joder, esto si es whisky". Me acerco a la mesa como los demás y tomo asiento en la silla libre con Eiden a mi lado y Alexander parado a lado de Caleb.
- Necesitamos comenzar a buscar a el traidor – inicio la conversación.
- Ya estaba en eso – habla Eiden y lo miro – cuando llegue a New York se me puso al tanto de la situación y estuve intentando rastrearlo desde ahí.
- ¿Qué conseguiste? – pregunta Alexander.
- Nada, este hijo de perra sabe cómo cubrir sus huellas – toma una respiración profunda – no deja rastros, pero en Rusia podrían cambiar las cosas.
ESTÁS LEYENDO
Krovozhadnyy
AcciónLo dicen los adultos y por consecuencia nosotros: la vida es una montaña rusa. Por la momento estas yendo de fiesta con tus mejores amigos, y en un dos por tres estas en medio de una balacera sin saber que el destino te iba a hacer una pésima jugada...