Rateel Maddcro
El centro de operaciones se miraba pequeño, la sala estaba llena de soldados, hombres de la mafia rusa y algunos más que seguían siendo leales a Elías a pesar de todo. Por lo que había entendido, cuando el golpe ocurrió, algunos de sus hombres lo traicionaron y prefirieron quedarse a un lado de Marcus, los mismos que ahora van detrás de él para poner su cabeza en una estaca.
Sigo a Alexander al segundo piso y me sitúo entre él y Eiden, quien me mira de reojo. Desde que encontré la verdad, entre el encuentro de la sala de reuniones y la follada de Caleb, no hemos tenido la oportunidad de hablar. "Caleb".
No me he podido sacar de la cabeza lo que sucedió hace un par de horas, mis piernas no me permiten olvidar todo lo que hicimos y dijimos; incluso ahora que tengo mi vista en la pantalla no puedo dejar de sentir su mirada encima.
Salgo de mis recuerdos cuando la pantalla cambia a un edificio que reconozco como la casa de seguridad que Marcus utiliza como banco. "Idiota".
- Este es el banco personal que McCall utiliza para resguardar todo su dinero – Malik es quien habla – el dinero que hay en ese lugar es de todo lo ilícito que maneja, hablamos de drogas, prostitución, robos y otros crímenes más.
- ¿Cuántos hombres resguardan el lugar? – pregunta un soldado.
- Según nuestro reconocimiento, son veinte dentro de la casa, otros veinte fuera del perímetro y en las dos casas de enfrente hay diez en cada una. Lo que nos da un igual a sesenta hombres cuidando el lugar.
- Vamos a destruir el lugar el mismo día que iremos por él, solo que este golpe se hará unas cuantas horas antes – Caleb es quien habla ahora.
- ¿Qué eso no va alertarlo? – el mismo soldado vuelve a preguntar.
- Ese es el punto – muchos comienzan a murmurar – que sepa que vamos por ellos y se preparen.
Era lógico que hiciera algo como esto. La especialidad de él era que sus víctimas supieran que va por ellos, ese no era Caleb, quien hablaba era el Krovozhadnyy.
- ¿Quién va dirigir el operativo? – un hombre de Elías pregunta y me recargo en la baranda para mirar hacia abajo.
- Yo lo haré – hablo fuerte y él mira hacia arriba con el ceño fruncido.
- ¿Tú vas a dirigirlo? – noto burla en su hablar y desde ya sé que tendremos problemas.
- Si, ¿algún problema? – pregunto con la sangre ya burbujeando.
- No es por nada, cariño, pero no iremos a pintarnos las uñas – habla un soldado a lado suyo – esto será peligroso y no nos detendremos porque a la criatura le da un cólico o se le rompió la uña.
Varios hombres ríen ante su estupidez, todos menos Caleb, Elías, Malik quien niega con la cabeza, Alexander, Eiden y los hombres rusos.
- No sé si lo notaste, cariño, pero por algo estoy aquí, ¿no? – mi voz dura hace que dejen de reír gradualmente – lo último que me preocupa es un cólico cuando sé que cuando las cosas se pongan mal tendrás que bajarte las pocas bolas de la garganta.
- No dejaré que una chica me dirija, no quiero morir – se sigue burlando y es cuando noto que soy la única mujer en la sala.
- Morirás si sigues hablándome de esa forma – me incorporo y bajo las escaleras lentamente – de todos modos, no permitiría que un idiota como tu estuviera integrado en mi equipo, solo nos retrasarías.
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Krovozhadnyy
AksiLo dicen los adultos y por consecuencia nosotros: la vida es una montaña rusa. Por la momento estas yendo de fiesta con tus mejores amigos, y en un dos por tres estas en medio de una balacera sin saber que el destino te iba a hacer una pésima jugada...