Caleb Jazub
Desde que llegamos a Rusia no he dejado de sentirme tenso todo el tiempo, la cabeza me duele, no puedo dormir y siento que las pelotas me pesan toneladas. No he tenido tiempo para mí en ningún momento y verlos llegar juntos anoche no hizo otra cosa que no sea irritarme.
Estar en una jodida sala de reuniones con los miembros más importantes de la mafia mientras veo que la observan de pies a cabeza no ayuda mucho a mi mal humor.
Ella lo advirtió, y espero que esto no se convierta en una masacre cuando estos hijos de perra sean imprudentes. Hay reacciones de todo tipo, de desconcierto, de asco, deseo y otras más; pero ella no se queda atrás, barre toda la estancia y no baja su cabeza, por el contrario, alza la barbilla con altivez mientras cierra la puerta.
- Kto eta suka? – "¿Quién es esta perra?" pregunta Ibai Ivanova.
- Vy prinesli razvlecheniya? – "¿Has traído entretenimiento?" habla Nikolay Novikova y solo puedo suspirar sabiendo lo que se viene.
- Sledi za svoimi slovami – "Cuida tus palabras" todos en la sala la miran – no permitiré que se refieran a mí de esa manera.
- Escucha muñeca, si no quieres salir de aquí en pedazos mueve tu culo a esa esquina y mantén la boca cerrada en lo que los hombres hacemos el trabajo – el imbécil no puede tener la boca cerrada y se vuelve peor cuando comienza a tronar los dedos como si fuese perro.
- Le recomiendo que cuide lo que le dice, Ibai – dice mi padre con mirada severa – estamos aquí con un motivo totalmente diferente que, cuando se sepa, habrá deseado no decir nada.
Comienza un duelo de miradas entre ellos dos y el ambiente en la sala se pone tenso de un momento a otro. Sobo mis sienes cuando siento una punzada y me detengo al sentir presencias a mis costados. A mi lado derecho está Alexander y Eiden, a mi izquierda está Rateel y no tengo la menor idea de en qué momento llegó.
Comienzan a discutir entre todos y no puedo evitar soltar un gruñido de frustración. Las manos me pican por sacar mi arma y matar al imbécil de Ivanova por hablarle de esa jodida manera, pero ya tendré tiempo para decirle un par de cosas en privado. Guardo mis ganas y respiro hondo para controlar la sed de sangre que me llama.
Sin embargo, Rateel parece leer mi mente y no se contiene, saca un arma de no sé dónde y dispara al jarrón a lado de la puerta. En cuanto suelta el disparo todos se detienen en seco y los hombres de los cabecillas sacan sus armas y le apuntan.
- Bajen las armas si no quieren ganarse un tiro – habla Alexander apuntándolos también.
- Que la baje ella, ¿por qué carajo tiene un arma? – habla Ibai.
- Porque puedo, quiero y se me antoja tener una – baja su arma – si ya demostramos quien tiene más pelotas ¿podemos comenzar con esto?
- Quiero que la revisen – vuelve a hablar y mi sangre comienza a hervir cuando uno de sus hombres se acerca con mirada lasciva.
- ¿Quién carajo te crees para dar órdenes en este lugar? – hablo mientras me pongo de pie tranquilamente y miro a su hombre – atrévete a tocarla y meteré tu brazo a mi jodida trituradora.
- Boss, esto es – habla de nuevo y lo mando a callar.
- Tishina! – "¡Silencio!" grito y los hombres en la sala se colocan rectos mientras bajan sus cabezas – si ya dejaron de tocarme las pelotas mencionaré el motivo de esta reunión imprevista.
Hago una pausa para que todos tomen sus lugares. No bajo la guardia, sé lo que causará todo esto y creo que Alexander igual, por lo cual se coloca a lado de Rateel "llegó la hora".
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Krovozhadnyy
AcciónLo dicen los adultos y por consecuencia nosotros: la vida es una montaña rusa. Por la momento estas yendo de fiesta con tus mejores amigos, y en un dos por tres estas en medio de una balacera sin saber que el destino te iba a hacer una pésima jugada...