Alexander Jazub
Siento los latidos en mis oídos, el sudor perla mi frente y tengo que respirar hondo para calmarme. Entrar a la oficina de Caleb fue fácil, me dio la llave de ésta sin pensarlo, lo complicado es entrar en ella sin tener un motivo de peso, en especial para Rateel.
Está alerta de todo y si hay algo que no le gusta, no duda en brincarte encima. "Hace bien su trabajo". Los documentos en el escritorio de Caleb hablan sobre las siguientes entregas, puestos de vigilancia y las cantidades de armas que se entregarán. Tomo fotografías y dejo todo como lo encontré.
Cierro la puerta con la mayor delicadeza que puedo y al darme la vuelta me topo con quien menos quería encontrarme ahora. Debí suponer que vigilaría el lugar.
- ¿Qué hacías ahí dentro? – pregunta confundida.
- Buscaba a Caleb, pero no lo encontré – me invento con rapidez.
- Bueno, si estaba con llave eso significa que no estaba – necesito mentir mejor.
- Después de que intentaran llevarse a mamá ha estado muy paranoico, por lo que pone seguro en su puerta, aunque esté él ahí dentro – rio como puedo – tu mas que nadie debe saberlo, siempre estás con él.
Espero que se lo crea, porque no sé qué otra cosa inventar teniéndola enfrente. "No es momento, ten paciencia".
- Tienes razón – suspira – también he estado tensa con este asunto, pero tengo la sospecha que todo terminará pronto – me tenso.
- ¿Por qué lo dices? ¿Encontraste algo? – cuestiono con rapidez y me golpeo mentalmente por hacerlo.
- Creo que lo hice, dependerá de lo que suceda después para saber si tenía razón o no – su sonrisa ladeada no me gusta.
- ¿No deberías estar cuidando de Caleb? – Rateel me mira sonriente.
- Estas muy preguntón el día de hoy – ríe – él estará bien sin mí por unas cuantas horas. En fin, tengo asuntos que arreglar, me voy.
La sensación de ahogo llega a mí y me sorprendo al ver que no respiraba. Necesito más tiempo, pensar bien lo siguiente que haré y dejar de encariñarme, no puedo hacerlo para lo que seguirá.
-&-
Eiden Cross
He pasado la mayor parte del día fuera de la mansión, el ambiente es demasiado tenso ahí dentro. Ninguno de ellos se siente tranquilo sabiendo que en cualquier momento una puñalada por su espalda pueda llegarles de la nada. Tuve que escaparme de los hombres que Rateel había puesto para todos.
Perderlos no fue difícil, es sencillo cuando tienes experiencia en escabullirte. Salgo del bosque con las manos en los bolsillos viendo al frente para encontrarme con una figura femenina saliendo por la puerta trasera de la mansión. Rateel.
Sigo caminando cuando escucho las ramas crujir detrás mío, saco mi arma rápidamente y me doy vuelta para darme cuenta de que era un conejo el que se encontraba atrás de mí. Vuelvo mi vista y ya no la veo, sigo mi camino y antes de poner un pie en el área delimitante de la mansión, una voz me detiene.
- ¿Qué hacías en el bosque? – Rateel me mira sonriente entrecerrando los ojos.
- Paseando, es asfixiante el ambiente en la mansión – cruzo los brazos – te devuelvo la pregunta, ¿Qué haces fuera de la mansión sin tu escolta?
- Tomando aire fresco, el ambiente de la mansión es asfixiante – repite sin responder a mi pregunta, "ay, pequeña".
- No deberías salir sola, la rata podría atacarte en cualquier momento y no te percatarías de ello – se ríe y frunzo el ceño, no debería darle gracia.
- Tengo mis sospechas y creo que estoy muy cerca de saberlo – me tenso – además, quiero ver si es capaz de venir directamente por mí.
- ¿De quién sospechas? – pregunto con voz ronca ignorando lo último.
- Lo sabrás en su momento, tranquilo – se acerca a mí – iré con Caleb antes de que pierda los nervios, nos vemos luego.
Pasa por mi lado no sin antes darme un golpe detrás del cuello. Hace eso porque sabe que me fastidia. Sus palabras me dejan en mi lugar un rato, debo apurar mis planes si no quiero que las cosas se echen a perder. Todo podría irse al carajo si me descuido más.
No puedo esperar más, debo proceder ahora, antes de que sea demasiado tarde.
Capítulo editado.
Bienvenidos a juegos mentales.
Besos en las nalgas, chao.
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Krovozhadnyy
ActionLo dicen los adultos y por consecuencia nosotros: la vida es una montaña rusa. Por la momento estas yendo de fiesta con tus mejores amigos, y en un dos por tres estas en medio de una balacera sin saber que el destino te iba a hacer una pésima jugada...