CAPÍTULO 69. PREDATEL' OKHOTA

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Narrador omnisciente

Dentro de una mafia, hay tradiciones que deben respetarse sin importar las condiciones o en la época en la que se encuentre, hay cosas que siguen siendo sagradas. En todo el mundo, aquellos que son traidores son repudiados por otros, siendo rechazados por la misma sociedad, provocando que la persona que haya cometido semejante barbaridad, quede marginada.

En la mafia, eso no sucede.

Cada mafia tiene su código. Si hay algo que la mafia rusa respeta y que sus hombres no se atreven siquiera a pensar en romper, es la lealtad. La creencia de que, sin la lealtad, el ser humano no puede desarrollar los valores principales es tan grande que este pensamiento ha ido pasando de generación en generación.

A causa de ello, hace muchos años, el Boss decidió crear la Predatel' Okhota en vista de que había muchos traidores en sus filas y estos grupos iban en un crecimiento preocupante, tenía que poner el ejemplo para que lo pensaran hasta cinco veces.

Era un suceso conocido en el bajo mundo, los criminales de rango medio sabían sobre esta cacería y los rumores de los sucesos salvajes llegaban a los rincones de todo el mundo, incluso los ejércitos de distintas naciones sabían de esto. La realidad era que, dependiendo de qué tan grave fue la traición, era la forma en la que moriría.

Es por eso que, aún atado en medio de una habitación con múltiples heridas en todo el cuerpo, Iván comienza a cuestionarse cómo morirá, ya que al menos es lo suficientemente inteligente como para saber que después de todo lo que hizo no saldrá con vida. Se metió con lo más preciado del Boss, se metió con la reina, no tiene de otra más que enfrentar su destino.

El día ha llegado a su fin, trayendo consigo la oscuridad del anochecer. Oscuridad que puede brindar tranquilidad, terror, curiosidad o sed de sangre. Este último sentir pertenece a Caleb, que termina de colocarse su traje negro, sale de su estudio y baja las escaleras donde su padre, hermano y madre esperan por él.

- Bajará en unos instantes, Fernanda viene con él – la señora Jazub informa a su hijo mayor mientras le arregla un poco el traje. Desde hace semanas que dejó de ver a Caleb, ahora solo ve a el Krovozhadnyy.

- No quiero retrasos, andando – se da la vuelta para ir a la puerta que da al patio trasero de la mansión.

En el exterior, los hombres se movían en varias direcciones preparando los últimos detalles. El patio era alumbrado por antorchas colocadas en puntos estratégicos con una tarima en medio de todo. Los hombres tenían puestos sus trajes con los que salen a pelear, mientras que la familia Jazub viste de gala.

Caminaban con un porte que destilaba poder, elegancia y muerte. Una triada perfecta para amedrantar a quien se atravesara. Una habilidad con la que se nace.

Pocas personas lograban poseer esta triada, entre esas pocas se encontraba Rateel Maddcro, quien nació con el poder corriendo por sus venas aun sin saberlo, con la elegancia que destila el andar de una serpiente y con la muerte siendo su aliada.

La misma que terminaba de vestirse, era un vestido tan rojo como la misma sangre que estaba a minutos de llover. Le gustaba el contraste del tono con su piel blanquecina, los tatuajes resaltaban en sus brazos y el escote le hacía justicia a la corona de laurel tatuada en el valle de sus senos, haciéndolos ver más grandes. Su cabellera tan negra como la misma noche estaba recogida totalmente peinada hacia atrás.

Desde el momento en que le dieron el nombre del traidor, ha querido manchar sus manos con sangre y llenar sus oídos con los gritos agonizantes que salgan de su boca. Así como abrió la boca para delatar, abrirá la boca para gritar.

KrovozhadnyyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora