CAPÍTULO 71. RECONEXIÓN

86 6 1
                                    

Rateel Maddcro

Caleb se había ido temprano por la mañana. Desperté al mismo tiempo que él porque así me había acostumbrado a hacerlo cuando fui su guardaespaldas, la diferencia es que no me permitió siquiera sentarme en el jodido colchón.

- Tú de aquí no te mueves – dijo al empujarme hacia atrás y caer acostada.

- ¿Cómo que no? Estoy bien – enarcó una ceja – bien, de acuerdo, me duele todo, pero tengo un trabajo que hacer.

- Trabajo y una mierda – se acercó y me besó – tu te quedas hasta que te recuperes, Dave y yo nos encargaremos de todo.

- Cuando me recupere, ¿tendré el mismo puesto? – me sonrió y respondió.

De eso ya habían pasado 4 horas, era el mediodía y regresaba del baño luego de darme un merecido baño de 1 hora, cambiarme las vendas y caminar por mi habitación. Ahora que no había nadie riñéndome cada que quería ponerme de pie, debía aprovecharlo.

Apenas tuve tiempo de acomodarme bajo las sábanas, cuando la puerta se abrió de golpe y entraron tres torbellinos. Durante el secuestro, los tuve mucho en mente y fueron una fortaleza para poder soportar todo lo que me hicieron en ese lugar. Erick fue el primero en acercarse y abrazarme, me dio un beso en la frente y después se quitó.

Fernanda vino para abrazarme, al principio titubeó alegando que no sabía dónde poner los brazos para lastimarme, y luego me abrazó como quiso sin prestar atención a ese detalle. Alicia se convirtió en un mar de lágrimas cuando me abrazó, nadie dijo nada, no necesitábamos palabras entre nosotros cuatro.

Se sentaron a mis costados y esperamos a que alguien comenzara a hablar.

- Tenemos muchas cosas que contarnos – comencé diciendo.

- Y vaya que si, por la mañana vi a Caleb salir de aquí muy temprano – dijo Fernanda burlona.

- ¿Tú cómo lo sabes? Tu habitación queda al otro lado del pasillo – le cuestioné y se puso nerviosa.

- Aunque me encantan los chismes creo que primero debemos hablar de otra cosa – interrumpe Erick, Alicia lo mira y asiente apoyándolo.

- ¿Estás bien? – pregunta Alicia con cautela.

- Estoy mejor, me duele el cuerpo, pero no tanto por las medicinas que estoy tomando – respondo mirando las vendas de mis piernas – las pomadas ayudan a que cicatricen más rápido y los músculos se relajen.

Hay un silencio entre nosotros, sé que no me preguntaran los detalles, no se los contaría de todos modos, demasiado oscuro para ellos.

- Pasaron varias cosas ahí – murmuro – durante el secuestro tuve unas cuantas pesadillas, no las tuve al despertar luego del hospital, demasiado sedada para eso – reí con lo último.

- ¿Las tuviste esta noche? – pregunta Fernanda preocupada.

- No, como tu dijiste, Caleb estuvo conmigo – río al recordar mi nuevo título y sonrío cuando me viene a la mente el recuerdo de dormir en sus brazos – me sentí protegida toda la noche.

- Malévolo cucarachón se nos puso sentimental – bromeó Erick y reímos.

Tenerlos conmigo y reír junto a ellos siempre eran mis partes favoritas de la vida, era un soplo de aire fresco.

- No se hagan los pendejos que ustedes ya sabían que esto iba a pasar tarde o temprano – ninguno negó – además, ustedes sí que tienen cosas que contarme.

KrovozhadnyyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora