Caleb Jazub
Mi puesto como Boss de la mafia rusa se me fue heredado a una edad que muchos consideraron como temprana. Los más viejos cuestionaron mi lugar desde el inicio, lo cual no permití. Me he ganado cada nombre que me han puesto y ninguno ha sido una exageración.
Desde que a mi padre le pareció que tenía edad suficiente, he presenciado y hecho todo tipo de cosas: desde lo más simple como cobrar deudas hasta las torturas más salvajes que se pueden presenciar. Aprendí de ellas, las perfeccioné y creé unas nuevas.
Justamente por eso estoy tan jodidamente molesto ahora. Que se hayan atrevido a entrar a mi territorio y subestimar todo lo que soy es la falta más grande que se me puede hacer y, por lo tanto, el peor error que alguna vez cometerán.
Nos acercamos al cuerpo que yace en el suelo y a lo lejos puedo ver la herida en el cuello donde la sangre sigue saliendo, la gente hace un círculo alrededor del cuerpo y nos abrimos paso entre ellos.
- Creo que deberías sacar a la gente de este lugar – Rateel llega a mi lado después de revisar el cuerpo – esto no se ve bien.
- Las cosas definitivamente no están bien – Eiden cuadra su espalda.
- ¿Por qué lo dices? – pregunta Alexander y veo hacia la entrada donde cerca de veinte hombres entran juntos.
- Creo que lo dice por eso – Rateel señala con la cabeza.
Intento hacer contacto con mis hombres y solo diez de ellos llegan a nosotros, les doy órdenes de que saquen a todos. Regreso la vista al frente y los que parecían ser veinte ahora son cerca de cuarenta, nos superan en número. No, no se ve para nada bien.
Solo nos miramos entre todos sin mediar palabra, intento reconocerlos, pero sus rostros no me suenan para nada.
- ¿Quién coño son ustedes? – demando saber, mis costados son respaldados por Eiden y Alexander, no veo a Rateel cerca de nosotros y una oleada de preocupación me azota.
- Tenemos cuentas pendientes – no responde a mi pregunta – pero estamos aquí buscando a una mujer – pasea su mirada y creo saber de quién habla.
- ¿Por qué? – pregunta Alexander sacando su arma y yo solo quiero golpearlo.
- Oh olvídenlo, ya sé lo que quería saber – sonríe de lado y sigue viendo a los alrededores "¿dónde demonios está?" – en fin, es un honor saber que acabaré con la vida del Boss.
- Gracioso – me rio sin humor – se necesita más que unos cuantos aficionados para lograrlo, no solo entran en mi territorio sin invitación, sino que también piensan que pueden amenazarme, ¿Quién los dejó entrar?
- Tienes un problema de ratas, aunque supongo que ya lo sabías – sacan sus armas y enseguida mis hombres hacen lo mismo – no les conviene hacer eso, los superamos en número.
Tiene un punto, pero por ningún motivo bajaremos las armas, somos la jodida mafia rusa, somos lo mejor en los bajos mundos y unos imbéciles como estos no tendrán el placer de llevarnos a la derrota.
Nadie se atreve a apretar el gatillo, solo nos miramos unos a los otros retándonos a hacerlo, si ellos no tienen las bolas para iniciar, yo lo haré. Pero mis intenciones se van al carajo cuando alguien arroja algo en el centro de nosotros, miramos al suelo y hay una granada "¿qué carajos?".
Reacciono llevándome a Alexander detrás de la barra, apenas tocamos el suelo y la granada explota. No tengo la menor idea de quién fue el imbécil que hizo algo como eso, pero tan pronto me hago el cuestionamiento, los tiros del otro bando comienzan a dirigirse al segundo piso.
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Krovozhadnyy
ActionLo dicen los adultos y por consecuencia nosotros: la vida es una montaña rusa. Por la momento estas yendo de fiesta con tus mejores amigos, y en un dos por tres estas en medio de una balacera sin saber que el destino te iba a hacer una pésima jugada...