CAPÍTULO 14. TENSIÓN p.2

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Caleb Jazub

Cuando por fin llego al pasillo, las luces tenues me reciben. El pasillo esta acolchonado en un tapiz rojo en los laterales, mientras que el techo sirve como un espejo y el suelo es de mármol negro, logrando así un efecto de eco con mis pisadas. Sigo avanzando pasando las puertas de los baños y cuando llego a la esquina, donde hay otro pasillo que dirige a la salida de emergencia, me detengo.

No la veo por aquí y la idea de que haya salido por ahí me llega, cuando voy a dar un paso para ir a buscarla su voz me detiene.

- ¿Siguiéndome de nuevo, zver'? – me giro y la veo recargada en la pared – lo preguntaré solo una sola vez, ¿por qué me sigues?

- Creí que este era tu juego – me cruzo de brazos y le sonrío – debo admitir que es mi favorito.

- No te pregunté – responde – y que sepas que solo hice todo eso para traerte hasta este lugar.

- Pues felicidades, fue un gran espectáculo el de allá afuera – le aplaudo y ella me sonríe sarcásticamente.

- Gracias, ¿vas a responder a mi pregunta? – frunzo el ceño al no saber a qué se refiere.

- Ya respondí, solo hacía caso a tus provocaciones – bufa y se endereza.

- Me seguiste hasta este club – responde – y ya me estoy cansando de encontrarte por todos lados.

Nos quedamos en silencio un momento hasta que me carcajeo un poco provocando un ceño en su bella frente. Le pido un minuto en lo que saco mi teléfono aun riéndome revisando los mensajes de los escoltas que le puse y es cuando veo el mensaje donde me dicen que se dirigía hacia acá.

- Las coincidencias de la vida – suspiro – no sabía que estarías aquí, pero que no te sorprenda verme aquí, linda.

- ¿De qué hablas? – pregunta aún con el ceño fruncido.

- Que soy dueño de este club, te vi aquí la noche del tiroteo – respondo disfrutando su expresión confundida.

- Entonces esa noche fuiste tú – susurra y sacude su cabeza – como sea, solo mantente alejado de mí.

- Mhm, claro que sí – respondo y ella se gira sin darme una mirada – por cierto, dale mis felicitaciones a Erick, hizo unas buenas creaciones.

- ¿Qué? – se gira enseguida – ¿Qué fue lo que dijiste? – pregunta regresando sobre sus pasos.

- Te veías espectacular con esos vestidos – su rostro se contrae y su mirada furiosa no hace más que encenderme – nunca imaginé que fueras tan buena modelo.

- Escúchame bien, Caleb – se acerca hasta quedar a un brazo de distancia – a mis amigos los dejas fuera de esto porque te juro que si le tocan un solo pelo, acabaré con ustedes tres de un solo pestañeo.

Ustedes tres. Ella ha dicho tres, se refiere también a... No, no es posible.

- ¿De quién hablas? – no había forma de que supiera de Eiden también, incluso eran contados los hombres que sabían que estaban aquí.

- De tu otro amiguito, ¿será que lo llamaste para discutir sobre el traidor? – mis alarmas se encendieron y mi sospecha anteriormente infundada saltó con fuerza.

En un movimiento rápido la tomo del cuello y la empujo hacia la pared. Nuestras miradas conectan en una batalla silenciosa, nuestros alientos se mezclan y puedo sentir sus labios a centímetros de los míos. No retiro mi mano de su cuello y la otra la tengo a su costado, evitando su salida; siento el filo de una cuchilla presionando el costado de mi estómago y su otra mano toma mi muñeca.

- ¿Cómo demonios sabes eso? – le susurro – dame un motivo para no sepultarte y desconfiar de ti – veo una sonrisa salir de sus labios.

- No tengo porqué darte motivos de nada, zver' – su lengua moja sus labios y fijo mi vista en ellos un momento.

- ¿Cómo carajo sabes de él? Su llegada no debería saberla nadie más que mi personal – mi mano se aprieta un poco más a su cuello, al igual que la cuchilla.

- Alexander habla muy alto y las puertas no son tan gruesas – sabía que sus gritos nos meterían en problemas tarde que temprano.

- No quiero una palabra sobre esto cuando mis hombres estén cerca de ti – rozo mis labios sobre los de ella sin poder resistir más.

- ¿Qué te hace pensar que habrá otra situación donde ellos y yo estemos implicados? – al hablar sus labios rozan con los míos y su aliento me envuelve – no te hagas ilusiones, mio caro"cariño mío", suelta mi agarre sobre su cuello y se gira alejándose de mi arreglándose el vestido.

Se va y como un imbécil, observo como se aleja moviendo sus caderas sin exagerar en su caminar. Siento que puedo volver a respirar mientras me pregunto qué carajos fue todo eso. No me mintió, y no sé si me gusta o me disgusta saber que puedo asegurarlo con tan solo un vistazo a sus ojos. Regreso a la oficina donde estoy seguro que me espera un interrogatorio.

- ¿Por qué te fuiste así? – pregunta Alexander apenas entro a mi oficina – más bien, ¿con quién estuviste? – me giro a verlo y tiene la sonrisa que más detesto.

- ¿De qué me hablas, estúpido? – cuestiono.

- De tu tienda de campaña, ¿partiste a alguien por la mitad? – la pregunta de Eiden desencadena la risa de Alexander, mientras yo me encamino a toda prisa al baño.

- Limpias las paredes cuando termines – grita Alexander y antes de cerrar la puerta le enseño el dedo medio en tanto él se ríe.


Capítulo editado, agregué cosas nuevas.

Besos en las nalgas, chao.


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KrovozhadnyyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora