CAPÍTULO 61. DOLOR

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Rateel Maddcro

Ubicación: desconocida.

El cuello me duele como los mil infiernos, mi cuerpo está entumecido y muy apenas siento la lengua. Abro mis ojos y todo es borroso, mi cabeza está apuntando a mis piernas y la alzo lentamente. No puedo enfocar nada en lo absoluto. "Jodido sedante de caballos".

Respiro hondo y sacudo mi cabeza intentando ubicarme bien, mis brazos están atados a los costados, mi torso tiene una soga alrededor y mis tobillos tienen grilletes. Intento recordar lo último que sucedió y me amargo yo sola al ver la imagen de Eiden como ultimo recuerdo, "puto traidor de mierda".

Escucho quejidos a una distancia considerable y entrecierro los ojos a esa persona.

- ¿Qué carajo? – me quedo en blanco al reconocer a la otra persona atada – no entiendo nada – me quejo murmurando. "Voy a llorar".

- ¿Rateel? – Eiden intenta enfocarme, estoy muy confundida.

- ¿Qué haces atado? – me regresa una mirada confundida – eres el traidor, no tiene sentido.

- ¿Disculpa? ¿Pensabas que yo era el traidor? – dice ofendido.

- Me disparaste – digo lo obvio.

- Estúpida, te estaba salvando el culo – quiero decir algo más, pero las luces se apagan por completo para después iluminarse al extremo.

Me ciego por un momento y agudizo mis oídos al percatarme que hay movimiento. La sala se llena de diez hombres y entre ellos Marcus McCall, el imbécil mayor.

- Amor, has despertado – habla con una sonrisa grande – ¿Qué tal todo?

- Si así tratas a tus invitados no me sorprende que te odien – comienza a reírse como retrasado.

- Esa boca – niega con la cabeza y se quita el saco – ya me encargaré de ella.

- ¿Por qué estoy aquí? – voy directo al grano.

- Las preguntas las hago yo – toma asiento en una silla que sus esclavos le traen – pero voy a complacer tu curiosidad, quiero información.

- ¿Información? – mentiroso – ¿Qué hace él aquí? – señalo a Eiden con la cabeza.

- Él no estaba en mis planes, pero por chismoso está aquí.

Miente, de nuevo. Hay gente que cree que puede mentir y lo hace fatal, luego están los que saben mentir, pero hay quienes saben leer bien a las personas y saben cuándo lo hacen. Estoy muy segura de que hay algo detrás de esto.

- Mientes – digo aburrida.

- ¿Disculpa? – se tensa, pero intenta disimularlo.

- Sé que está aquí para desviar la atención del verdadero infiltrado y así no lo descubran – su sonrisa se borra – él será la carnada.

Me mira con seriedad. Eiden mira a todos lados, como a él no le prestan atención y solo se centran en mí, tiene oportunidades de observar el terreno. Unos aplausos y una carcajada exagerada me sobresaltan "puto loco".

- Eres impresionante, amor – apoya sus codos en sus rodillas y se relame los labios – definitivamente eres mi mejor adquisición.

- Te recomiendo que me dejes ir, no me quieres ver molesta – digo neutra.

- Oh, pero ya lo he visto, cuando vengaste la "muerte" de tu amigo, el maricón – respiro hondo intentando controlar mi rabia – repito tantas veces el video donde mataste a mis esclavos, que me corro tan jodidamente duro.

KrovozhadnyyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora