CAPÍTULO 13. TENSIÓN p.1

124 7 1
                                    

Caleb Jazub

Muchas veces me consideran una persona paranoica, yo creo que es más que nada ser precavido. Desde que comencé a tomarme los negocios familiares con más seriedad y desde que soy el líder de la mafia, me he encargado de asegurar a la familia, hace años tuvimos cierto incidente que marcó a cada integrante de mi familia y desde aquello, no puedo ver todo igual.

Para eso traje a Eiden, Alexander es mi mano derecha mientras que Eiden es, por decirlo de una forma, mi mano izquierda. No hay otras personas en las que pueda confiar más que en ellos, y ahora que hay una amenaza de tener un traidor dentro de mi organización, los necesito más cerca que nunca. Hasta ahora ha habido dos ataques a mi familia, no necesito que pase de eso, de hecho, no debió de haber pasado en primer lugar.

- Caleb, debemos irnos – dice Alexander, quien se dirige a la camioneta, le hago una seña a Eiden para seguirlo y salimos de casa.

Conozco a Eiden desde pequeños, es mi único mejor amigo y lo considero como un hermano más, nos hemos cuidado las espaldas siempre. Desde que apareció la amenaza, decidí llamarlo para que, entre los tres, le diéramos caza al traidor y así encargarnos de él "o ella".

- ¿A dónde fuiste esta tarde? Tardaste – pregunta Eiden.

- Si, dinos Caleb, ¿a dónde fuiste? – pregunta Alexander burlón.

- No te importa, es mi asunto, chismoso – no soy un idiota como para decirle.

La realidad es que no pude resistir mi curiosidad, pedí la ubicación de Rateel a mis hombres y fui al lugar tan pronto como pude, mi sorpresa fue grande al ver que había una gran carpa con gente dentro para un evento de modelaje. Las cosas se pusieron interesantes cuando la vi salir la primera vez y decidí encontrar un lugar en las últimas filas para sentarme a disfrutar las vistas.

Nunca había sentido mis pantalones tan jodidamente apretados.

Luego de que terminara el evento, salí del lugar y me dirigí a casa, donde estuve pensando en ella, cosa que me irritó también. Parqueamos el auto en mi estacionamiento privado en la parte trasera de mi club, Blue Hell, y apenas entramos, fuimos a mi oficina insonorizada con un enorme ventanal para ver hacia el exterior sin que los de afuera pudieran vernos a nosotros.

- Y bien, ¿tienen algún sospechoso en mente? – pregunta Eiden mientras sirve los tragos.

- Nadie, no ha habido nuevos reclutas, todos los que están ahora ya tienen tiempo con nosotros – inquiere Alexander.

- ¿Qué dices tú, Caleb? – me giro para ir por mi trago y engullirlo completo.

- Lo tengo – respondo haciendo que Alexander se gire enseguida.

- ¿Quién? – pregunta antes de beber su trago

- Se llama Rateel Maddcro – Alexander se atraganta y se va al bote de basura – pero no tengo nada para señalarla.

- ¿Quién es ella? – pregunta Eiden confundido.

- Era hija de uno de los escoltas de papá, murió haciendo su trabajo y salvó la vida de Alexander semanas atrás.

- ¿Y por qué sospechas de ella si salvó su vida? – escucho el bufido de Alexander y giro para mirarlo.

Ni siquiera estoy seguro.

- Estoy muy seguro de que no tienes nada, como dijiste, no tienes algo que la pueda señalar, así que olvídate de eso – responde Alexander en mi lugar "¿desde cuándo le tiene esa confianza?".

- Recién apareció y resulta que al mismo tiempo la seguridad empezó a caer, es extraño incluso para mí – dice Eiden y yo me encamino al cristal en lo que los dos discuten.

Por más que quiera pensar en algo para inculparla, nada me viene a la cabeza. Solo la sensación de que, a pesar de no conocerla de nada, ella no sería una traidora, es algo que simplemente no viene a mi mente. Apunto de darme la vuelta algo me deja en mi lugar, vuelvo a escanear la multitud y es cuando la veo, ella está aquí bailando, y no puedo evitar observarla, justo como la primera vez.

Sus movimientos cambian de un momento a otro y comienza a moverse lentamente mientras sus manos recorren su cuerpo en lo que da la vuelta dándome la espalda. Siento que el aire en mis pulmones se va y la sangre también, pero a otro sitio. Lleva un maldito vestido negro sin espalda, el cual me pide a gritos que lo arranque de su delicioso cuerpo. "De verdad quiero hacerlo".

Coloco ambas manos en el cristal y me inclino hacia adelante, elimino todo el sonido a mi alrededor y las otras personas que no me interesan, no me concentro en otra cosa que no sea la vibración bajo mis manos y los movimientos que hace con todo su cuerpo. Todo un jodido espectáculo. La erección en mis pantalones es inmediata, pero la emoción pasa a segundo plano al ver a un imbécil acercarse a ella.

Y ella no lo aleja, por el contrario, lo acerca más.

Cuando caigo en cuenta de mis acciones, ya estoy en la pista justo donde los vi y busco a mi alrededor dándome cuenta que ella ya no está. El imbécil está en la barra, pero ella no. Las luces comienzan a parpadear y las personas comienzan a saltar, todo me obstaculiza la vista, hasta que de pronto la veo. Está bailando entre toda la gente mientras me mira fijamente, invitándome a acercarme a ella.

Intento avanzar entre toda la gente empujando a quien se atraviese en mi camino y justo cuando llego, ella ya no está, como si fuera un maldito espejismo. "Me está jodiendo". Sonrío con ganas estando encantado al darme cuenta de que, sin que ella lo sepa, está jugando al gato y al ratón conmigo. Y a mi me encanta cazar a mi presa.

Se burla de mí cuando intento alcanzarla, lo sé porque coloca una sonrisa ladeada cada que eso pasa. Amo los juegos como estos, pero mi paciencia tiene un límite que ella ya está alcanzando, y pasarlo, le quitará todo lo divertido. Es por eso que cuando la veo a un par de pasos lejos, estiro el brazo.

- Proklinat'"Maldición", solo logré rozar su cabello con mis dedos y eso envió una descarga a mi cuerpo.

Las jodidas luces dejan de parpadear por fin, el lugar se torna de un color rojizo y el ambiente se hace pesado cuando la música cambia dándole un toque más sensual. Los cuerpos a mi alrededor se restriegan entre sí y salgo de la multitud hacia una orilla, es ahí cuando la veo dirigirse al pasillo que conduce a los baños.

Camino hacia ella, sabe que voy detrás suyo ya que voltea sobre su hombro y me mira. Mis manos cosquillean con premura, lleno mis pulmones con aire y la emoción que se extiende por mi cuerpo hace la experiencia aún más excitante.


Capítulo editado.


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
KrovozhadnyyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora